
Borja Olaizola e Izania Ollo
San Sebastián
Lunes, 10 de abril 2023, 07:07
No es la planta perfecta pero a juzgar por su enorme popularidad se aproxima bastante a ella. El humilde geranio sigue siendo la especie de ... exterior preferida de los aficionados a la jardinería en Gipuzkoa. Su generosa floración y su sencillo mantenimiento hacen de ella la especie ideal tanto para los que quieren iniciarse en la floricultura como para los jardineros más experimentados. Le siguen en la lista de plantas más demandadas del territorio especies como la alegría guineana, la dipladenia, la dimorphoteca (margarita africana), la begonia o el kalanchoe.
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La llegada de los primeros días cálidos del año constituye una invitación al reencuentro con la floricultura. Miles de urbanitas rescatan jardineras olvidadas, remueven la tierra apelmazada de los viejos maceteros y retiran los restos de las plantas de la temporada anterior. La primavera marca el inicio de una peregrinación por los viveros y tiendas especializadas en busca de flores llamadas a llenar de color terrazas, jardines o ventanas.
Aunque lejos aún de los usos y costumbres de británicos o franceses, que suelen colapsar literalmente los centros de jardinería por estas fechas, la afición por las plantas en Gipuzkoa apunta claramente al alza, sobre todo a partir de la pandemia. «Se podría decir que el Covid marca un antes y un después en lo que se refiere a la jardinería», reflexiona José Ignacio Inciarte, responsable del vivero Ducasse, el más veterano de San Sebastián. El encierro, en efecto, hizo que muchos ciudadanos dirigiesen por primera vez su mirada a las plantas haciendo despertar un instinto horticultor que tiene mucho de atávico.
Inciarte, que también es productor de planta, ha sido testigo de primera fila de la evolución que ha experimentado la floricultura en los últimos tiempos. «Hasta hace unos años lo que más se pedía era que la planta durase mucho, a poder ser más de una temporada. Ahora se asume que una alegría da flores durante seis meses, en invierno se muere y en primavera hay que sustituirla».
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Se trata de un cambio cultural que tiene mucho que ver con la aparición de nuevas especies. La oferta se ha ampliado de tal forma en los últimos años que el aficionado sin las ideas claras siente que necesitaría un cursillo acelerado de reciclaje cuando se enfrenta a las nuevas variedades que saturan en esta época los expositores y las estanterías de los viveros.
El crecimiento de la oferta ha hecho posible que se mantenga la flor exterior durante todo el año. Ciclámenes, prímulas o pensamientos aportan color durante los meses fríos. El abanico se amplía casi hasta el infinito con la llegada de la primavera. «Los grandes productores sacan cada temporada un montón de novedades, generalmente híbridos, pero es difícil que desbanquen a las plantas más tradicionales», apunta Inciarte.
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Los plantas más vendidas
Monarca absoluto de balcones y ventanas. Hay diferentes variedades aunque la más frecuente es el zonal. Precio: desde 2,65 euros.
De generosa floración y fácil cuidado, se ha encaramado a la lista de las plantas más vendidas. A partir de 2,95 euros.
Muy versátil –puede usarse como colgante y como trepadora– tiene flores de diferentes colores. Desde 3,95 euros.
También llamada margarita africana, garantiza una floración permanente y es muy resistente. A partir de 3,50 euros.
Un clásico que nunca defrauda. Tiene una amplia variedad de colores y resiste bien la escasez de agua. Las hay desde 1,05 euros.
Planta crasa (de hojas gruesas) de escaso manteniento y muy vistosa. Vale tanto para interior como exterior. Desde 4,95 euros
Híbrido de petunia que se ha convertido un todo un 'best seller'. Ideal para maceteros colgantes. Variedad de colores desde 2,75 euros.
No da flores pero aporta verdor y frescura a cualquier rincón y es una trepadora sin rival. Hay muchas variedades desde 2,60 euros.
Cada vez más demandadas por su aroma (romero, menta, hierbabuena) y sus virtudes gastronómicas (perejil, tomillo). Desde 1,75 euros.
Cierra el 'top ten' otra variedad clásica de generosa floración que requiere cuidados mínimos. Desde 1,05 euros.
El geranio, en efecto, sigue siendo el monarca absoluto de terrazas y ventanas en Gipuzkoa. A su indiscutible vistosidad se suma su sencillez de cultivo y, sobre todo, su facilidad para la propagación. A diferencia de la mayor parte de sus competidores, especies de carácter anual que deben reponerse al término de una temporada, se trata de una planta que se reproduce sin ninguna complicación por medio de esquejes, lo que se traduce en un ahorro para el bolsillo.
Además, su rusticidad hace del geranio una especie que apenas requiere cuidados más allá de un riego espaciado. Es cierto que sobre la planta se cierne desde hace ya tres décadas la amenaza de plagas como el taladro del geranio, pero a día de hoy los tratamientos para erradicar la polilla garantizan su supervivencia.
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De las muchas variedades de geranio –se han catalogado más de 300– hay dos que copan la mayoría de sus ventas: el zonal, el más común, de porte erguido y que suele ser reconocible por el borde marrón de sus hojas, y el geranio París, conocido también como gitanilla o hiedra, de porte colgante.
Aunque ninguna otra flor es capaz de amenazar la hegemonía del geranio, hay especies que tienen cada vez más adeptos entre los floricultores guipuzcoanos. En la segunda posición del listado de plantas más demandadas en el territorio se situaría la alegría guineana, una variedad que se ha ganado el reconocimiento de los aficionados gracias a su floración generosa y su buena adaptación al clima guipuzcoano. Completa el podio la dipladenia o mandevilla, muy versátil porque lo mismo puede utilizarse como colgante que como trepadora. De origen sudamericano, sus flores tienen forma de pequeñas campanas y pueden tener diferentes tonalidades entre el blanco y el rojo.
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La dimorphoteca ocuparía el puesto número cuatro en la lista de preferencias de los guipuzcoanos. Conocida también como margarita africana, es otra variedad que garantiza una espectacular floración hasta bien entrado el otoño sin que requiera especiales cuidados. La begonia, que se situaría en quinta posición, es un clásico de la floricultura capaz de embellecer con sus flores rojas o blancas cualquier rincón de un jardín o de una terraza.
El kalanchoe figura también entre las plantas más vendidas gracias a los vivos colores de sus flores y al escaso mantenimiento que conlleva su condición de planta crasa, es decir, con una reserva considerable de agua en sus gruesas hojas. Le seguiría en el 'ranking' la surfinia, un híbrido de petunia que se ha revelado como una de las colgantes más utilizadas tanto en jardines particulares como públicos. Las distintas variedades de hiedra se colocarían en el octavo lugar de las plantas más vendidas.
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Cerrarían el 'top ten' las especies aromáticas, cada vez más demandadas tanto por su carácter ornamental como por las posibilidades que brindan en el terreno gastronómico o en el de ahuyentar insectos, y la humilde pero siempre vistosa alegría de la casa, garantía de color en cualquier rincón.
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