El pasado viernes dieciocho hombres y mujeres de Senegal, Nigeria y Ghana atravesaron la plácida bahía de Txingudi remando a bordo de un patache como los del siglo XVIII. Parecía grotesco que hasta un punto aquellas aguas fueran españolas y luego francesas, pero sobre todo ... resultaba trágico: los remeros cruzaban de Irun a Hendaia para recordar que desde 2021 diez jóvenes africanos han muerto en esta raya imaginaria que divide a las personas con criterios de ganadería.
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El patache está recorriendo la costa vasca con el proyecto Elkano Itsas Herria, de Elkano Fundazioa, Albaola y el Museo Marítimo Vasco. En cada puerto celebran actividades culturales y cambian de tripulación. En Irun se subieron los remeros más inexpertos, los más impetuosos y conmovidos, como la senegalesa Jeanne Dacougna, 48 años, donostiarra desde hace 21: «Es muy doloroso que nuestros hermanos jóvenes crucen desiertos y mares con tanto sufrimiento y mueran en este pequeño río vasco. Siento dolor y rabia, porque la libertad de circulación está en la Declaración de los Derechos Humanos pero no se cumple». Durante el recibimiento del alcalde en el puerto de Hendaia, con aurresku incluido, el senegalés Omar Thior, 37 años, ondarrutarra desde su infancia, tomó el micro para recordar que un presidente socialista felicitó a los gendarmes marroquíes tras la matanza reciente de varias decenas de africanos en la muga de Melilla. Y preguntó cuánto vale una vida según el color de la piel.
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