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Maider Calvo
Gipuzkoa, un oasis climático para turistas
Turismo y cambio climático

Gipuzkoa, un oasis climático para turistas

El territorio gana enteros como destino para los visitantes que durante estas fechas tratan de huir de las temperaturas extremas en busca de ambientes templados

Aitor Ansa

San Sebastián

Domingo, 23 de julio 2023, 07:07

El termómetro ronda los 25 grados, el cielo está encapotado y corre una agradable brisa que permite a la gente caminar por la calle sin ningún tipo de apuro. Con manga corta, e incluso con la necesidad de echarse una chaqueta por encima de los hombros a última hora de la tarde. Al mismo tiempo que media España se asa con las sucesivas olas de calor que han azotado el Mediterráneo y el sur peninsular, Gipuzkoa transita por la temporada de verano ajena al 'horno ibérico' que ha elevado los mercurios hasta temperaturas exageradas casi a diario en diferentes puntos. La meteorología, lejos de ser un inconveniente, viene convirtiéndose los últimos años en una de las grandes bazas del territorio, que entre los meses de junio y septiembre se transforma en un oasis climático para cientos de turistas que por estas fechas tratan de huir del bochorno.

Ocurre siempre y, como consecuencia del cambio climático, cada vez más a menudo. En cuanto el calor llega a comunidades como Madrid, Andalucía, Castilla y León o Valencia, la gente hace las maletas y emprende rumbo al norte. «A pesar de que siempre ha sido un hándicap, la meteorología está jugando a nuestro favor y estamos recibiendo a gente que opta por destinos como el nuestro para huir del calor y poder dormir por las noches», asegura Idoia Ezkurdia, gerente general de Nekatur, la Asociación de alojamientos rurales de Euskadi. «Llegan familias con niños que precisamente lo que buscan es un ambiente templado y que no les importa que no haga sol y haya nubes», explica.

La combinación de aquellos que vienen en busca de sombra con los habituales turistas que se decantan por Gipuzkoa para pasar unos días de vacaciones hace que, para los más rezagados, sea complicado encontrar habitaciones libres estos días. «Se nota que hay más dinamismo, pero las reservas de última hora siguen teniendo mucho peso», admite Ezkurdia. En estos momentos, la ocupación de los agroturismos del territorio supera el 72%, con previsión de alcanzar el 75% que hubo el pasado año en lo que resta de días del mes, una cifra «histórica» para estos alojamientos.

En lo que va de año, la jornada más calurosa en Gipuzkoa fue la del viernes de la semana pasada, cuando los termómetros alcanzaron los 37,2 grados en Beasain. El día, no obstante, fue tan achicharrante como breve, ya que a última hora de la tarde un giro de viento de noroeste provocó la entrada de galerna por la costa bajando las temperaturas más de diez grados en apenas un par de horas.

«Ese día, unos madrileños, medio en broma medio en serio, se quejaban diciendo que precisamente venían aquí para escapar de ese calor», relata Niko Osinalde, director de Goitur, la agencia de turismo de la comarca del Goierri, donde en las últimas semanas también están dando la bienvenida a valencianos, andaluces o catalanes que buscan poder conciliar el sueño por las noches. «Con los calores que se están viviendo en otros lados, la gente agradece ponerse algo de manga larga, una chaqueta o una chamarra», reconoce.

Las temperaturas cada vez más extremas que se están viviendo en el Estado están transformando el turismo y la forma en la que los viajeros programan sus días de vacaciones. Una encuesta de la Comisión Europea de Viajes con datos de 10 países y publicada esta semana muestra que el número de europeos dispuestos a viajar al área mediterránea de junio a noviembre ha caído un 10% respecto al año pasado. Según los expertos, las olas de calor provocadas por el cambio climático provocarán que se amplíe la temporada turística y aumenten las pernoctaciones en zonas rurales y de naturaleza. «Por desgracia, por el cambio climático, aunque afortunadamente para nosotros, toda la cornisa cantábrica se va a convertir en los próximos años en uno de los principales destinos turísticos», vaticina Osinalde.

A pesar de que el perfil de visitantes que recalan en Gipuzkoa huyendo de temperaturas infernales es prominentemente nacional, tal y como aseguran desde el sector turístico del territorio, cada vez son más los extranjeros que deciden hacer las maletas por estos mismos motivos. Varios medios estadounidenses y británicos, incluso el propio Ministerio de Exteriores del Reino Unido, han emitido recomendaciones para sus nacionales que se preparan a viajar al centro y sur de Europa durante las próximas semanas, con el fin de que tengan a la vista las temperaturas reinantes en sus ciudades de destino.

Temperaturas livianas

El tiempo siempre ha sido una de las principales razones que determinan un viaje para los turistas, evitando zonas muy frías o muy calurosas. En este contexto, Gipuzkoa puede presumir de ofrecer a sus visitantes unas temperaturas más livianas que den portazo a los bochornos que se viven en otros puntos. La temperatura máxima media de San Sebastián esta semana, por ejemplo, ha sido de 24 grados. En Barcelona han rozado los 30 los últimos siete días. Y el mercurio ha estado más disparado si cabe de la mitad peninsular hacia abajo. Madrid ha alcanzado los 37,2 de media, mientras que en Córdoba se han achicharrado esta semana con una media diaria de más de 40 grados

El territorio registró el 18 de junio del pasado año su récord histórico de calor. Aquel día los medidores de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) registraron en el Aeropuerto de San Sebastián de Hondarribia una temperatura de 43,5 grados pasadas las cuatro de la tarde. Fue, además, la máxima de ese sábado contabilizada en todo el Estado. Hasta entonces, el récord lo ostentaba Legazpi, donde el mercurio alcanzó los 43 grados un 30 de junio de 1968.

No obstante, se trata de golpes de calor pasajeros. Para nada reflejo de la temporada veraniega guipuzcoana. Los registros dicen que la temperatura media durante la época estival en Gipuzkoa se sitúa en los 18,6º, según los datos que Aemet recoge en el observatorio de Igeldo desde el año 1928. Según esta serie histórica, agosto suele ser el mes más caluroso, con una media de 19,2 grados, mientras que los meses de julio marcan de promedio una temperatura de 18,7º.

Otra de las características del verano guipuzcoano es la combinación de jornadas soleadas con otras más lluviosas. La media habla de 575 horas de sol desde junio a septiembre, con una mayor exposición durante el mes de julio. Los turistas que recalan en Gipuzkoa saben también que junto al bañador y la crema otro de los complementos que no deben faltar en la maleta es el paraguas. El promedio guipuzcoano es que 15 días al mes se registra alguna precipitación. Históricamente, septiembre y agosto, por este orden, son los meses veraniegos más lluviosos, por delante de junio y agosto. El récord lo ostenta un agosto de 1995, cuando de los 31 días del mes en 26 se contabilizó alguna gota en el territorio.

Refugios contra el calor

Gipuzkoa, sin embargo, no es ajena a los efectos que el cambio climático está provocando en todo el mundo. Un reciente estudio elaborado por Naturklima sostiene que la temperatura media del verano guipuzcoano presenta una significativa tendencia al alza de 0,3 grados centígrados. El informe señala que los modelos climáticos proyectan que la temperatura de la temporada estival continuará aumentando hasta mediados de siglo. En el mejor de los escenarios, la centuria acabará con un incremento medio de dos grados respecto a la referencia climática 1971-200. En el peor, la subida será de cuatro grados.

En este contexto, hay ayuntamientos del territorio que ya han comenzado a tomar precauciones para hacer frente a posibles episodios de temperaturas extremas. En San Sebastián, por ejemplo, el consistorio ha diseñado una red de refugios climáticos para que los ciudadanos se puedan proteger del calor las jornadas en la que se disparen los mercurios. Es la primera vez que este tipo de soluciones, ya habituales en otras ciudades, entrarán en funcionamiento en Donostia. Su principal objetivo es disminuir los efectos negativos que el calor pueda tener en los habitantes de la capital, sobre todo entre los de mayor edad.

Serán 53 exteriores y 36 interiores, y estarán repartidos por toda la ciudad. Los primeros son 300 hectáreas de parques y zonas verdes de Donostia, donde la sombra de los árboles hace más llevadero el calor. Los interiores se ubicarán en bibliotecas, casas de cultura, iglesias, museos, polideportivos, mercados e incluso iglesias.

El verano guipuzcoano registra de media solo una noche tropical

Los datos son claros. El verano guipuzcoano registra de media solo una noche tropical, es decir, aquellas donde la temperatura media es igual o superior a los 20 grados. Así lo atestigua la Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, a través del observatorio de Igeldo, donde se constata que el mes más bochornoso para poder conciliar el sueño suele ser agosto. Precisamente, el récord con más noches tropicales lo ostenta un agosto de 2003. Aquel año Aemet contabilizó un total de 12 noches en las que la temperatura fue superior o igual a los 20 grados. Así las cosas, Gipuzkoa esquiva el 'horno ibérico' desde su privilegiada atalaya mientras las noches tropicales se han duplicado en el Estado en las últimas décadas. Si entre los 60 y los 90 la media de anocheceres con temperaturas elevadas era de 5,3 al año, esa cifra se ha elevado hasta las 11,6 desde comienzos de siglo hasta ahora. En otros países como Alemania se plantean implementar propuestas como la siesta para paliar los efectos de las altas temperaturas durante la época estival.

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