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Gestión de residuos
Gipuzkoa recicla el 60% de su basura y genera con el resto electricidad para 45.000 hogaresCon la inauguración hace hoy dos semanas de la estación de transferencia de Sasieta en Beasain, Gipuzkoa ha culminado la implantación de las infraestructuras ... de tratamiento de basuras contempladas en el Plan Integral de Gestión de los Residuos Urbanos de Gipuzkoa (Pigrug). Han sido ocho años de inversiones millonarias, con la incineradora y el resto del complejo de Zubieta como principal exponente, para adaptar el sistema de recogida y tratamiento de los desechos urbanos al nuevo paradigma medioambiental, que exige modelos sostenibles, sin vertederos, en los que prime la recuperación y reciclaje frente al mero depósito de los materiales sobrantes.
En este tiempo Gipuzkoa se ha dotado de un sistema único en el Estado y referente a nivel internacional. Sin vertederos, con políticas de recogida selectiva, concienciación ciudadana, plantas de reciclaje y una incineradora, el territorio aprovecha toda la basura que generan los hogares, bares y comercios. El 60% se recicla. Y con el otro 40% se genera electricidad como para abastecer a 45.000 hogares a través de la incineración.
Atrás quedan los años en los que la basura era un problema porque no se sabía qué hacer con ella y había que exportarla a Navarra, Cantabria o Iparralde para depositarla en vertederos. Fueron miles de camiones los que desde 2016 y hasta febrero de 2020 trasladaron 630.390 toneladas de residuos, por la decisión de la Diputación gobernada por Bildu, de paralizar años antes la construcción de la incineradora. Este envío masivo de basura supuso un coste para el territorio de 47,6 millones de euros.
Hoy la gestión de la basura es muy diferente. Se aprovecha todo y ningún desecho queda acumulado en vaguadas o laderas. Y toda la basura se trata en la propia Gipuzkoa. El cambio ha sido posible gracias a que desde 2016 se han puesto en marcha ocho instalaciones de gestión de residuos a lo largo del territorio: una planta de compostaje en Epele (Bergara); una de separación de envases en Legazpi –complementaria a otra en Urnieta–; todas las instalaciones de Zubieta (una planta de recuperación de materiales, una de biosecado, la incineradora, una planta para el tratamiento de escorias, y otra de biometanización) y , la última, la estación de transferencia de Sasieta. En esta los camiones que recogen la basura de los vecinos de Goierri y Alto Urola depositan la basura para que sea trasladada en vehículos de mayor capacidad hasta el punto donde recibirán su último tratamiento, como la incineradora de Zubieta. Hay otro centro de estas características en Elgoibar.
Esta instalación se ubica en los terrenos que antes albergaban el vertedero de Sasieta, como evidencia visible del nuevo tiempo en la gestión de los residuos.
A estas hay que sumar una extensa red de garbigunes (puntos limpios) en las principales localidades del territorio, donde los ciudadanos pueden depositar sus desechos de forma selectiva.
Las cifras
319.872 toneladas tiramos los guipuzcoanos a la basura en 2022. El 60% acabó siendo reciclado.
146.000 toneladas de basura llegaron al Complejo Medioambiental de Zubieta
7.200 de esas toneladas fueron recuperadas a las puertas de la incineradora por tratarse de residuos reciclables o reutilizables.
125.000 toneladas acabaron siendo incineradas tras recuperar una parte y el proceso de biosecado.
11.000 toneladas de envases fueron tratadas en la planta de Legazpi, de las que 3.000 eran rechazos irrecuperables y fueron derivadas a Zubieta.
15.000 toneladas se gestionaron en la planta de compostaje de Epele (Bergara).
57% es la tasa de reciclaje de Gipuzkoa,dos puntos más que en 2021 y por encima del objetivo europeo para 2025 (55%). Supera en 20 puntos la media española (36,4% en 2020).
Así las cosas, de las 319.872 toneladas que tiramos los guipuzcoanos a la basura en 2022, el 60% acabaron siendo recicladas. ¿Cómo? Por un lado porque de esa cantidad, el 57% (más de 180.000 toneladas) fueron depositadas en los contenedores de colores para la recogida selectiva (azul para papel y cartón, verde para vidrio, marrón para orgánico...), y otras 7.200 se recuperaron a las puertas de la incineradora tras haber sido erróneamente depositadas en la basura genérica.
De la recogida selectiva, 15.000 toneladas fueron convertidas en compost en Epele, mientras que a la planta de envases de Legazpi llegaron 11.000 toneladas, de las que 3.000 eran irrecuperables y fueron derivadas a la incineradora.
Al complejo de Zubieta llegaron 146.000 toneladas. Tras recuperar las ya citadas 7.200 de residuos reutilizables y tras el proceso de secado del material –que permite reducir la masa de los desechos– acabaron en la incineradora 125.000 toneladas.
El aprovechamiento de la basura no acaba con la incineración. Por un lado, porque en ese proceso se genera energía eléctrica equivalente a las necesidades de 45.000 hogares. De hecho, la mitad de esa energía se considera renovable, lo que hace de la incineradora la mayor fuente de energía renovable de Gipuzkoa.
Por otro lado, las escorias generadas por la cremación también son utilizadas para la fabricación de cemento, por ejemplo, tras ser tratadas en la planta de valorización de escorias. Además, también en Zubieta, la planta de biometanización trata tres cuartas partes del biorresiduo de Gipuzkoa, con el que se genera biogás que también tiene la categoría de renovable, en este caso el 100%. Y el resto sólido que queda (digesto) se composta para ser transformado en fertilizante.
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