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Una aventura, un desafío y también una carrera. Parte de los 21 globos aerostáticos participantes en la Copa Gordon Bennett, han cruzado en las últimas horas el cielo sobre Euskadi y Navarra despertando la curiosidad de quienes veían estas grandes esferas blancas sobre sus cabezas, a una altura de entre 1.500 y 1.800 metros y a velocidades que rondan los 50 kilómetros por hora. Se trata de los participantes de la 67 edición de la que es considerada como la competición más antigua y prestigiosa del mundo con globos de gas y que comenzó este pasado sábado en Alemania.
Equipos de todo el mundo se reunieron este fin de semana en la ciudad de Münter, muy cerca de Países Bajos, para comenzar un vuelo que no tiene fecha de finalización pues el ganador de esta competición es el globo que toque tierra en último lugar. De momento ya hay varios equipos que lo han hecho en Francia y el resto continúa este lunes sobre el centro de la península, los más avanzados, y aún sobre el golfo de Bizkaia los más rezagados.
Estos grandes globos de gas, llenos con un millón de litros de helio, son fácilmente visibles desde tierra, aunque difíciles de distinguir en sus detalles, así que los centros meteorológicos están recibiendo consultas de curiosos que los han divisado y quieren saber qué son esas esferas voladoras. Así, durante esta mañana varios han cruzado Gipuzkoa. Uno de ellos, el equipo polaco, ha entrado desde el mar por Jaizkibel para sobrevolar Peñas de Aia y dirigirse hacia Goizueta y Alsasua. Poco después otros dos cruzaban sobre Zumaia muy juntos para separarse a la altura de Elgoibar y continuar el francés hacia Briviesca y el belga por Arrasate hacia Miranda de Ebro. Mientras tanto un equipo francés entraba desde el Cantábrico por Deba para dirigirse después hacia Durango y el equipo español hacía lo propio por Ondarroa dejando constancia en un vídeo compartido por la propia organización en el que hacen mención a la belleza de la costa vasca.
Según los expertos, realmente estos globos más que volar navegan por las corrientes aéreas equipados por un instrumental de última tecnología pero supeditado a las condiciones atmosféricas. Anulfo González y Ángel Aguirre, son los dos veteranos pilotos de globos que encabezan el único equipo español, que como el resto, cuenta con cuatro compañeros más que realizan el seguimiento y apoyo desde tierra comunicándoles la situación meteorológica de la zona por la que vuelan, un aspecto clave a vigilar por su seguridad. Curiosamente González protagonizó un aterrizaje de emergencia con su globo hace dos años en el centro de Valladolid.
La trayectoria de los globos puede seguirse en la web oficial en tiempo real y permite comprobar cómo a pesar de salir del mismo punto, pocos kilómetros después se fueron desperdigando sobre Alemania y Francia. Buena parte de ellos ha llegado a la península ibérica por Iparralde y Navarra y los primeros equipos (varios estadounidenses y uno holandés) se acercaban a mediodía a la zona de Madrid. «Una zona muy delicada en la que deben tener mucho cuidado los pilotos», avisan desde la organización de la prueba. Controlar la altura correcta para aprovechar los vientos sin peligro es otra de las claves, aunque el mayor riesgo está en los descensos. «A veces es complicado ver las líneas de alta tensión», recuerdan los pilotos.
Cuando los primeros se acercan ya a los 1.500 kilómetros recorridos, hay algunos otros a los que el viento les está jugando una mala pasada y les ha desviado hacia la costa cántabra, sin embargo el objetivo de todos es ser el último en tocar tierra. Poco antes del mediodía tres de los equipos se han visto obligados a aterrizar, como el LTU-1, cerca de Lodosa, el POL-1 en Logroño o el el Team USA-2, que lo ha hecho sobre tierras sorianas tras recorrer 1.379 kilómetros. A las 12 horas ya eran siete los equipos eliminados y el resto continuaba en dirección Portugal.
El récord de la Gordon Bennett, cuya primera edición se celebró en 1906, está en los 3.400 kilómetros que alcanzó hasta su descenso el globo ganador de 1995, con un viaje de 92 horas desde Nuevo México hasta Canadá. Sin embargo la organización reconoce que esta marca es muy complicada de igualar ya que se requiere una preparación y unas condiciones meteorológicas muy específicas para superar estas distancias.
La primera edición, impulsada por James Gordon Bennet Jr, deportista, millonario y propietario del periódico New York Herald, tuvo lugar en 1906 con salida en París. Desde entonces tiene el mismo objetivo: «volar lo más lejos posible del lugar de partida».
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