Secciones
Servicios
Destacamos
Se cumplen 25 años de la muerte de Lady Di. Los americanos quieren volver a la luna, como en 1969. Fallece Gorbachov. No puede ser una coincidencia. Los iconos pop nunca dejan de renovarse. Solo falta que Elvis esté vivo, el punk no esté muerto ... y Jane Birkin vuelva a cantar Je t'aime. Mijaíl Serguéievich, último presidente de la Unión Soviética, hacía tiempo que se había pasado de moda. Pero ha ido a morirse en un una nueva era de desmoronamiento económico, político y social. Como no hizo caso al consejo de James Dean, que en realidad era de Humphrey Bogart, de vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver, llegó hasta los 91 años y tuvo tiempo para contemplar el regreso de las tinieblas y, quizá, para pensar en qué parte de estos lodos está causada por aquellos polvos de la caída del mundo soviético
Su derrota, estrepitosa, deja lecciones de actualidad. Por ejemplo, que atacar a los estamentos profundos de un estado consolidado siempre provoca una reacción conservadora. Que aceptar el marco mental del adversario político y entablar la discusión en sus términos es asegurarse la derrota. Gorbachov no podía ganar algo que se llamó la 'Guerra de las Galaxias' contra un actor de Hollywood, como Ronald Reagan.
Pero lo más importante del derrumbre de la URSS es que desapareció el enemigo. Y, sin nadie enfrente, un nuevo mundo se abrió paso, el de la desaparición del control y las regulaciones al dinero. Cuarenta años de voracidad que estos días constatan su catastrófico fracaso.
Sin miedo al demonio comunista, las rentas del capital se han disparado y las del trabajo se han estancado, cuando no reducido de forma dramática. «Disponer de un enemigo es importante, no solo para definir nuestra identidad sino también para dotarnos de un obstáculo ante el cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al enfrentarnos a él, nuestro propio valor», intuyó Umberto Eco.
Cuando Gorbachov llegó al Kremlin, Margaret Thatcher ya había sometido a la clase obrera británica, tras quebrar la espalda de los mineros en huelga. Morrisey cantaba contra ella. Y Elvis Costello. Y The Clash. En América, Bruce Springsteen había lanzado 'Born in the USA'. La URSS devolvió en Los Ángeles en 1984 el boicot americano a los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, aunque la Yugoslavia de Tito fue. Juan Pablo II era Papa desde 1978.
En medio de ese caldo de cultivo apareció Gorbachov para sustituir a aquellos dos personajes irreales que fueron Andropov y Chernenko y apostó por la perestroika y la glasnost. Palabras que hoy sirven para hacer camisetas pero que fueron un acontecimiento para la generación que en la época construía los cimientos de su formación ideológica y política, los que hoy rondan la cincuentena. No todos los días se asiste a la caída de un imperio.
Cuando los trozos del Muro de Berlín empezaron a venderse por todo el mundo y a colocarse en rotondas y gasolineras ya era obvio que aquello no podía terminar bien para 'Gorby', que así le llamaban en occidente. Era una celebridad.
Ruso del sur, extraño en Moscú, europeo, en la facultad de Derecho trabó amistad con compañeros extranjeros, por cuyo recuerdo le impresionó la represión soviética de los intentos de impulsar el socialismo de rostro humano en Hungría y Checoslovaquia. Sus partidarios achacan a aquellos sucesos su determinación por el desarme y el fin de la disuasión nuclear. En la Euskadi de los 80 aún se hablaba de Trotski, mucho menos de Berlinguer. Ahora ya no se hablaba de Gorbachov, pero la historia gira en círculos. Todo fluye, solo permanecen Madonna y la reina de Inglaterra.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.