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Los grupos de familias que se organizan para intentar poner freno al uso de dispositivos móviles de sus hijos se expanden por Gipuzkoa. Lo ... que empezó en Zarautz, en la ikastola Salbatore Mitxelena, como una experiencia alternativa con 'Guk Aukera, Guk Hamasei' (Nosotros elegimos, nosotros dieciséis) y se trasladó más tarde a Tolosa con 'Altxa Burua' (Levanta la cabeza) implica ahora a más de una treintena de grupos repartidos por otros tantos municipios. La base en todos ellos es la misma: enseñar a los jóvenes a hacer un uso correcto de los dispositivos e intentar contener la edad en la que se hacen con uno de ellos.
Si al comienzo de curso el movimiento ya tenía varios grupos que se interesaban por esta iniciativa en localidades como Usurbil, Hernani, Zumaia, Lizartza, Ordizia, Legorreta, Ibarra, Beasain, Arrasate, Azpeitia, Alegia... Dos meses después el interés se ha extendido rápidamente. Así, la red de familias que se activan para enseñar a sus hijos a utilizar el móvil llega a muchas más localidades guipuzcoanas. Aretxabaleta, Orio, Oiartzun, Astigarraga, Donostia, Alkiza, Larraul, Asteasu, Billabona, Azkoitia, Zizurkil o Irun son algunos de ellos.
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La preocupación por el uso de los móviles entre los más jóvenes es más que creciente. A partir de los 12 años es complicado encontrarse con un adolescente sin un dispositivo en la mano. Antes de terminar Primaria, muchos ya lo tienen, incluso algunos antes de los 10 años. Los expertos alertan del peligro de un uso continuado y de la adicción que generan a edades tempranas. En los centros educativos suponen un auténtico quebradero de cabeza pese a que en la mayoría se prohíbe su uso. Y en casa, las familias ven cómo se come su tiempo de ocio.
En este contexto, y tras las experiencias de Zarautz y Tolosa, surgen los grupos de Altxa Burua a través de las asociaciones de padres y madres de los colegios o en grupos de familias de los municipios que buscan la manera de que el acceso a los móviles se retrase –en el caso de Zarautz lograron que el 80% de los alumnos no tuvieran móvil hasta 2º de la ESO, con 14 años– y una vez estén en posesión de un dispositivo, tengan un acompañamiento para un uso racional.
De esta forma, la red de grupos en Gipuzkoa coge forma bajo el paraguas de 'Altxa Burua Gipuzkoa', aunque cada grupo sea independiente y se marque sus propios objetivos. «El miércoles pasado nos reunimos y fue toda una sorpresa. Al final del curso pasado erámos unos 15-20, la mayoría madres. En esta reunión éramos más de 60 personas de distintos grupos y localidades», cuenta Lierni Armendariz, impulsora del grupo de Tolosa donde las familias de los tres centros educativos de la localidad acordaron unirse para ir de la mano. «Fue una auténtica alegría. Comprobamos que la iniciativa tiene fuerza, que compartimos preocupaciones y tenemos interés de buscar caminos por el bien de nuestros hijos y familias en este tema».
Armendariz destaca que cada grupo llevará su propio ritmo. «Depende mucho del punto de partida, hay localidades que ya se han empezado a mover, otras que tienen una experiencia con distintas iniciativas, y los hay que empiezan de cero», explica. «Además, hay que tener en cuenta cómo es la propia localidad donde se forma el grupo, no es lo mismo un pueblo pequeño, donde todo el mundo se conoce, que una ciudad, con otro tipo de problemas. Cada grupo elige su nombre y su manera de funcionar, así como las metas que se quiere marcar, pero se aprovecha de la experiencia previa de otros grupos. Copiamos, reflexionamos y adaptamos para poner acciones en marcha».
De momento, cada grupo tiene un representante en Altxa Burua Gipuzkoa a través de un canal de comunicación. «Compartiremos experiencias, nombres de expertos para dar conferencias o charlas... No queremos que sea un grupo abierto a todos los padres porque pensamos que será menos ágil. Lo que estaremos es encantados de sumar representantes porque significará que cada vez la iniciativa se extiende más por Gipuzkoa», dice.
También quiere dejar claro que no están en contra del uso de los móviles. «Ni en juzgar a las familias que deciden que su hijo tenga un dispositivo», aclara. «No somos ni mejores ni peores», insiste. «Buscamos también que las familias tengan recursos para acompañarles en el uso de redes, de informarles sobre los riesgos que puede haber y cómo actuar. Que sean usuarios con sentido común».
La red irá creciendo poco a poco porque las invitaciones para sumarse se están sucediendo en numerosos centros educativos. Algunos de ellos mantendrán reuniones para tomar la decisión la semana que viene, como es el caso del grupo de padres y madres del Lizeo Santo Tomás en Donostia.
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