Un hombre lee sentado en un banco en un parque. Gorka Estrada
El árbol de la ciencia

Elogio del olvido

El olvido es esencial en la memoria, la inteligencia y la vida. Cuando es voluntario, es un proceso activo que conlleva reflexión

En una sociedad envejecida es inevitable asociar el olvido con el alzhéimer. Es su síntoma más característico y, muchas veces, la primera señal de alarma. No obstante, no todo olvido es sinónimo de alzhéimer ni indicativo de que se va a sufrir esta dolencia. Es ... más, el olvido tiene otra faceta. La memoria tiene distintas fases: adquisición, consolidación y recuperación del recuerdo, que se ponen en marcha cada vez que recordamos algo o que queremos hacerlo. Cada fase tiene un correlato biológico (genes, moléculas, neurotransmisores y potenciales de acción) localizado en redes neuronales del hipocampo y la corteza prefrontal, dos regiones ricamente interconectadas. A estos procesos cabe sumar el olvido. Sucede sobre todo durante el sueño y sirve para desechar la información poco significativa y fijar los hechos más relevantes acaecidos en el día.

Publicidad

Sin olvido, el recuerdo y la memoria corren separadas de la experiencia vital y la hacen imposible. Personas que no olvidan por sufrir hipermnesia presentan serias alteraciones cognitivas y emocionales. El ser humano ansía acaparar bienes, vida y recuerdos, pero, por fortuna, gasta, muere y olvida y esto da sentido a la vida.

Cuando es voluntario, es el modo de separar lo esencial de lo inútil

Para algunos científicos el aspecto más prominente de la memoria es precisamente el olvido. Gracias a él, la memoria no es como un «vaciadero de basura» que decía Ireneo Funes, personaje inolvidable (valga la ironía) del magistral Borges. Consideran al olvido como la característica más relevante de la inteligencia. Olvidar lo no esencial es necesario para abstraer, formar conceptos y categorizar y, por lo tanto, para pensar, establecer asociaciones y generalizar desde lo particular. El olvido es un síntoma de la maravillosa imperfección del cerebro que nos protege de pesadillas tecnológicas que buscan emular cerebros perfectos sin que el olvido entre en sus planes. Cuando es voluntario, el olvido es un proceso activo que conlleva una reflexión sosegada y profunda sobre un asunto concreto de la que se extrae un aprendizaje. Es el modo de separar lo esencial de lo inútil.

Entonces, ¿puede deducirse que el olvido colectivo es una muestra de inteligencia colectiva porque se queda con lo esencial de la historia y desecha lo superfluo? No es tan simple porque lo superfluo es relevante. Es el contexto, que en muchos relatos es manipulado para destacar, ocultar o maquillar hechos reales molestos. Por esta razón, los relatos solo contentan a una parte y hay tantos como partes protagonizaron la historia. Todos y, a la vez, nadie, tienen razón. No existe una lectura única, una verdad, salvo la basada en hechos contrastados, en datos. Y que cada cual los interprete, saque su conclusión y la guarde en lo más profundo de su alma con paz o con amargura.

Publicidad

Olvido y perdón juntos interpelan a la memoria emocional

Olvidar es importante en la esfera íntima. Olvidar lo que quien amamos nos ha hecho o la decepción que nos ha causado nuestro mejor amigo. Olvidar para no guardar rencor y no sufrir rememorando sin cesar el daño que nos han infligido. Es un alivio y un modo de desembarazarse de una pesada losa que impide funcionar con normalidad. Pero, este olvido no va solo; necesita del perdón. Perdón y olvido matizan el recuerdo y, cuando van de la mano, mitigan el odio y tienen un efecto balsámico y conciliador. Para lograrlo, los unos deben solicitarlo con arrepentimiento sincero para que los otros lo acepten con serenidad y alivio para así cerrar una dolorosa herida. Hay que comprender y respetar que esta forma de olvido es compleja por involucrar también a la memoria emocional, al recuerdo fijado en el cerebro con tal intensidad que se reproduce fielmente en un bucle infinito. Es la razón por la que recordamos vivamente ciertos acontecimientos históricos o biográficos por alegres, tristes o traumáticos. Entonces el recuerdo se hace impermeable al olvido.

Por último, el tiempo es un aliado del olvido. Aunque se ponga mucho empeño en lo contrario, es muy difícil que una sociedad recuerde hechos remotos no vividos y olvide hechos recientes, especialmente si sacudieron su alma y su futuro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad