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Usuarios de la asociación Aspargi, en un taller de arteterapia. Morquecho
Párkinson y dopamina
El árbol de la ciencia

Párkinson y dopamina

Forman un binomio inseparable. La falta de dopamina afecta a la movilidad, las emociones y ciertas funciones cognitivas

Domingo, 9 de abril 2023, 07:16

La dopamina es un neurotransmisor polivalente. Todos los seres vivos tienen esta molécula en su cerebro, pero ninguno en tanta cantidad como el ser humano. Es una bendición y una maldición, una motivación y una recompensa. Simple en la forma y compleja en el resultado, ... que es la propia conducta humana. Su historia comienza a principios del siglo XX cuando se sintetizó su precursora, la levodopa. Sus efectos y su papel como neurotransmisor cerebral no se comprendieron hasta los experimentos de Arvid Carlson que le valieron el Nobel por vincularla al párkinson y la esquizofrenia. Una de cada dos millones de neuronas segrega dopamina. Son muy pocas para lo mucho que influyen en la conducta. Llamada la Kim Kardashian de los neurotransmisores (¡horreur!), la molécula del placer, la felicidad, el sexo, las drogas y el rock and roll, en realidad se libera en respuesta a la novedad, a lo inesperado y a la expectación. La dopamina media la espera, el tiempo de deseo hasta conseguir algo. Una vez satisfecho el deseo, sus niveles se desploman. La imaginación y la mirada al futuro la disparan y la cotidianeidad la suprime. Es una explicación del cese de la magia del enamoramiento y su conversión en un amor más tranquilo. El efecto placebo, paradigma de la expectación, se asocia a una intensa liberación de dopamina.

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