Secciones
Servicios
Destacamos
El 15 de agosto de 1936, varios guardias civiles, un falangista y un requeté entraron de madrugada en la casa de Vicente Lamberto, militante de UGT en Larraga (Navarra), lo sacaron de la cama y se lo llevaron a golpes. Su hija Maravillas, de 14 ... años, los siguió hasta el Ayuntamiento. Allí desaparecieron los dos.
La semana pasada murió Josefina, hija de Vicente y hermana de Maravillas, a quien escuché en un homenaje en el Pirineo. Tenía entonces 87 años, vestía de negro, llevaba unas gafas negras y tomó el micrófono: «Llevo ochenta años sufriendo lo indecible. A mi hermana la violaron y la mataron, la encontraron desnuda, medio quemada con gasolina y mordida por los perros. A mi padre lo enterraron en alguna fosa y no apareció nunca. A mi madre la llevaron presa. Quedamos mi hermana Pilar, de 10 años, y yo de 7, las dos solicas. Íbamos al comedor del Auxilio Social y nos hacían cantar el 'Cara al sol'. Cuando soltaron a mi madre, primero pedía en la calle y luego se puso de sirvienta en casa de un militar. Solo la veíamos los domingos. Un día, una mujer nos vio a las dos hermanas y dijo: 'Hay que matar también a los chiquitos, que luego se hacen grandes'. Esa mujer iba a misa y comulgaba, era la que nos había robado la yegua, porque después de los asesinatos nos robaron todo. Yo me metí monja, pero otras monjas me decían: 'Algo habría hecho tu padre'. Me salí, me quitaron la fe en todo, yo ya no creo en nada».
Apartó el micrófono, siguió tomándolo todos los años.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.