
Videollamadas en alta mar y Txindoki
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El proyecto de Hispasat otorga conexión constante vía satélite en lugares remotos donde hasta ahora los móviles no resolvían su desconexión y soledadLa soledad en alta mar o en los confines de las montañas de Aralar sin posibilidad de realizar una videollamada con la familia y amigos es cosa del pasado. Pastores que llevana a sus rebaños a la zona de pastos de la Mancomunidad Enirio-Aralar y los arrantzales de la embarcación pesquera Tuku-Tuku ya están conectados al siglo XXI. Las largas temporadas que pasaban incomunicados dada la ausencia de cobertura o una buena y rápida conexión a internet se han acabado gracias a los proyectos pilotos que ha emprendido Hispasat vía satélite. Pronto más barcos y txabolas estarán conectados con garantías de no perder la señal.
En la embarcación pesquera Tuku-Tuku llevan dos años conectados a través de una parabólica que transmite la señal a sus dispositivos móviles. Desde entonces, Norberto Emazabel, patrón del barco de Hondarribia, ha podido comprobar los beneficios que les otorga la conexión para su trabajo. «Nos da muchos adelantos en el barco, rapidez de datos, conexión con tierra, intercambio de datos y llamadas a tierra a coste cero. Ahora la conexión es constante». Si bien la conexión en la embarcación no es novedad, sí lo es su rapidez, su permanencia y su coste cero. «Ahora tenemos un servicio como lo tenemos en nuestras casas, es igual», explica el patrón. No obstante, advierte que hay ocasiones en las que pueden perder la señal. «Cuando hay fuertes tormentas en mitad del mar internet puede fallar».
Además, Hispasat ha acondicionado el barco con sensores de dióxido de carbono, vibración y humo conectados vía satélite. La información recogida permite detectar posibles fallos de bombas o motores y detectar ruidos anómalos en los motores que puede ahuyentar a los peces durante la faena, controlar de un modo más exacto las temperaturas de las neveras y medir el nivel de dióxido de carbono en el comedor y los camarotes.
Kontxi Lertxundi
El barco pesquero y su tripulación navega durante 15 días «aislado» en travesías de largas distancias que les llevan desde las Azores al Norte de Irlanda. Antes las llamadas se priorizaban en el barco para emergencias, explica Norberto, y advierte que ahora cada tripulante tiene conexión a internet en su teléfono móvil. «Hemos pasado de estar aislados durante 15 días a tener contacto diario con familiares y redes sociales», celebra. La conexión vía satélite para este arrantzale es como «ir al Sahara y encontrar agua».
Norberto explica que antes tenían otro servicio con Hispasat, con el que las llamadas costaban «tres euros el minuto». Ahora, en cambio, tienen «datos ilimitados por 300 euros». Por ello, las llamadas por whatsapp, que son gratuitas, se han convertido en la forma de comunicación predilecta para la tripulación.
Luis Antoñana, marinero en Tuku-Tuku, recuerda que «antes si te decían 'Luis, tienes una llamada de tierra', posiblemente era para recibir una mala noticia». En una tripulación de 16 personas, con el sistema anterior, tenían que priorizar las llamadas para casos excepcionales. Nada de llamar para preguntar qué tal están en casa. El arrantzale hondarribitarra recuerda «la soledad» de aquellos años. Los días podían hacerse largos sin llamar a casa. «Ahora puedo hablar con mi mujer y mis hijos. Terminar la faena y hablar con ellos es un chute de energía. Te sientes más cerca de casa».
Luis Antoñana
Desde que Luis tiene conexión wifi en su móvil, reconoce que por las noches puede «desconectar del barco», donde «convives en 31 metros con 16 personas con las que desayunas, pescas, comes, trabajas y cenas».
En tierra, lejos de la mar, pero igualmente en rincones alejados, otro proyecto piloto de Hispasat otorga conexión a la comunidad de ganaderos de Aralar de ahora en adelante, que podrá disfrutar de una buena conexión WiFi vía satélite que les permitirá realizar videollamadas en mitad de la montaña y en sus txabolas. Una práctica tan habitual como la de subir la montaña, alzar el móvil y estirarse unos centímetros más al cielo, en sí, dar palos de ciego con la esperanza de encontrar un mínimo de cobertura es algo que se acabó para Kontxi Lertxundi, la primera pastora de Aralar que goza de este privilegio de conexión. La zaldibiarra solía pasar meses -desde mayo hasta comienzos del invierno- incomunicada en las faldas del Txindoki en su txabola Elutxeta Goikoa, a unos mil metros de altitud y a una hora de Zaldibia y Ataun -poblaciones más cercanas-, donde los avances de la tecnología de la comunicación no habían conseguido derribar las barreras del paradero natural.
En la vertiente guipuzcoana de la sierra, más de tres mil hectáreas de terreno a más de mil metros de altura, se encuentra las zonas de pasto de la Mancomunidad de Enirio-Aralar. En estos prados pastan unas 18.000 ovejas, 900 yeguas y 900 vacas pertenecientes a los ganaderos y pastores vecinos de los 15 pueblos que conforman la mancomunidad, entre ellos, Kontxi. Enirio-Aralar cuenta además con 40 cabañas situadas en zonas alejadas que se adjudican a los pastores para que puedan permanecer junto a sus rebaños y realizar tareas como el ordeño o la elaboración de quesos.
Norberto Emazabel
El proyecto de Hispasat permite a este gremio que habita la vertiente guipuzcoana de la sierra conectarse a redes sociales, disfrutar de contenido audiovisual, contenido de entretenimiento como Netflix o realizar videollamadas de calidad sin fallos de comunicación. La pastora de Zaldibia explica que «antes no nos podíamos comunicar, teníamos que subir más arriba de la montaña para encontrar cobertura con el móvil. Ahora la tenemos en la txabola».
La comunidad de pastores cuyo ganado pasta en la sierra de Aralar celebra los beneficios de la eficacia de la conexión a internet vía satélite. La ganadera Kontxi Lertxundi asegura que «tener conexión nos resuelve muchos problemas mientras estamos en la montaña. Ganamos seguridad».
Además de los dos puntos WiFi de conectividad por satélite en dos cabañas, el proyecto incluye dispositivos de SOS, cencerros digitales para el ganado, sensores de acceso al interior de las cabañas y de riesgo de incendios (tanto en su interior como en las zonas colindantes), de control de acceso a la mancomunidad de Enirio-Aralar, de las plazas de parking y de control del alumbrado público en los alrededores de Abaltzisketa (el municipio que cuenta con una mayor porción de terreno de la mancomunidad), todos ellos conectados vía satélite.
«Los dispositivos SOS eran muy necesarios. Tenemos uno instalado en la txabola y otro de bolsillo. En caso de emergencia pulsas el botón para dar el aviso o pedir auxilio», explica Kontxi quien pasa muchas horas en los prados de la sierra a más de mil metros de altitud con su ganado. o en su búsqueda. No obstante, uno de los accesorios de esta conexión con mayores ventajas para esta pastora son los cencerros digitales. «Sirven para saber dónde está tu ganado e ir directamente a la ubicación exacta. Me da mucha seguridad». De ahora en adelante Kontxi ahorrará largas caminatas por Aralar en busca de su rebaño o sus caballos. «Desde casa no veo nada en las zonas de pasto cuando hay niebla o las nubes están muy cerradas». Incluso señala que «estando allí no ves nada a 20 metros, ni las ovejas ni las yeguas. No te ves ni a ti mismo», asegura.
Antes de la conexión a internet vía satélite, Kontxi caminaba a ciegas por la sierra sin saber dónde se podían haber movido sus animales desde el día anterior. «Me ha pasado de estar un día entero pateando y no encontrar el ganado por la niebla y tener que bajar a casa», advierte. Estos problemas se acabaron para la zaldibiarra. La irrupción de internet vía satélite en este paradero guipuzcoano otorga conexión a los rincones más remotos de Aralar.
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A. González Egaña y Javier Bienzobas (Gráficos)
Lucía Palacios | Madrid
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