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Durante siglos, pagarse un médico no estaba al alcance de todo el mundo y los pocos facultativos existentes disponían de pobres medios y conocimientos para combatir la mayor parte de las enfermedades. Así que a nuestros antepasados no les quedaba sino recurrir a soluciones tradicionales ... basadas en remedios populares, en la superstición o en la fe.
Buena parte de las ermitas de Gipuzkoa desempeñaban un papel similar al de los actuales ambulatorios, con santas y santos tenidos por 'especialistas' en el tratamiento de los diferentes órganos, de modo que según el padecimiento se acudía a un templo o a otro en busca de remedio.
A partir de la investigación 'Ermitas de Gipuzkoa' de Antxon Aguirre Sorondo y Koldo Lizarralde Elberdin (Fundación J.M. de Barandiaran, 2000) hemos establecido una exhaustiva relación de advocaciones curativas o protectoras de la salud a todo lo largo y ancho de nuestro territorio. Un repertorio que por su amplitud y variedad demuestra el valor de estos modestos y solitarios templos como depositarios de la fe de las gentes humildes frente al sufrimiento físico.
Cordón umbilical: Se cicatrizaba untándolo con aceite de la luminaria de San Juan-Goikoa de Anoeta, Zikuñaga de Hernani o San Salvador de Oiartzun.
Mal de boca de los lactantes ('aho-lehorra'): Magdalena de Errenteria, Santa Cruz, Andra Mari de Gracia o Santa Marina de Hondarribia.
Tardos en andar: Se hacía dar a los niños unos pasos alrededor de los altares o cruces de San Bartolomé y La Antigua de Antzuola, San Esteban de Oñati, Santa Ana de Albiztur o San Saturnino de Zaldibia. También visitaban San Bartolomé de Ordizia adultos con problemas de movilidad.
Retraso en hablar: Se pide por el niño en San Esteban de Bergara (San Pedro), Santa Águeda de Bidania, Andra Mari de Zikuñaga de Hernani, Santa Isabel de Mendaro, Santa Bárbara de Segura, San Bartolomé y Sancti Spiritu de Zegama, Santa Engracia de Zestoa (Iraeta), Santa Cruz de Bergara (Elosua).
Las seroras hacían la señal de la cruz en la lengua del niño con el aceite de la lámpara en Santa Catalina de Deba y de San Esteban de Usurbil, y en la Magdalena de Oñati le daban a beber agua dentro de una campanilla que se supone empleó San Francisco de Borja.
Niños tartamudos: Se suplicaba por ellos en la ermita de San Andrés de Soraluze, y en La Antigua de Zumarraga se les hace dar tres vueltas.
Tardos en aprender a andar o a hablar: Se rezaba en Santa Águeda de Altzo, San Juan Goikoa de Anoeta, Magdalena de Azpeitia, San Juan de Letrán de Itsasondo.
Problemas para dormir: Contra los 'malos sueños' o 'sustoa' de los niños acudíase a las ermitas de Santa Inés de Aretxabaleta (Goronaeta), Santa Marina de Asteasu —rito de 'amets-gaiztoa'—, San Esteban de Bergara (San Pedro), Santa Clara de Errenteria, Santo Ángel de la Guarda de Eskoriatza, Santa Engracia de Segura —rito de 'ametsen-kontra'—, San Bartolomé de Zegama, Santa Inés de Zestoa (Iraeta). O se oraba ante la talla de Santa Catalina en la ermita de San Isidro Labrador de Oñati.
Niños con 'malos aires': Dar varias vueltas al altar y restregar el vientre con el aceite de la lámpara de la ermita de Santiago de Astigarraga durante nueve días seguidos. Se curaba tomando los evangelios en San Pelayo de Aizarna, Zestoa.
Enuresis, incontinencia nocturna o 'gaueko txiza': Andra Mari de Altzagarate de Altzaga, Santo Cristo Zamalbide de Errenteria, San Jerónimo de Mutriku.
Niños llorones: San Miguel Bekoa y Goikoa de Errezil, San Pelayo de Zarautz.
Caspa, 'arrosa' o 'errosea': Se rogaba en Santa Ana de Amezketa y en Andra Mari de Loinaz de Beasain (Igartza). Apreciado como terapéutico era el aceite de la lámpara de San Miguel de Aritzeta de Bergara.
Afecciones de garganta y catarro: Orar en San Andrés de Getaria (Elkano).
Verrugas ('kalitxak'): En no menos de una veintena de ermitas guipuzcoanas se practicaba el rito de frotarse la excrecencia con una moneda que luego se dejaba como limosna en el cepillo.
Diviesos: Había que frotar cada divieso o 'bixika' con un clavo distinto dejándolos luego bajo la talla del patrón en San Lorenzo de Berastegi, o con la luminaria de San Prudencio de Bergara.
Otros trastornos dérmicos: Las zonas afectadas se friccionaban con los óleos de las ermitas de San Pablo de Aia (Laurgain), Santa Cruz de Errezil, San Emeterio y San Celedonio o San Marcial de Soraluze. El de San Lorenzo de Leizaria de Bergara se consideraba apropiado para las quemaduras.
Contra la lepra y otras afecciones de la piel se tenía fe en las virtudes curativas y protectoras de San Roque de Elgoibar, así como de las aguas que manaban junto a las ermitas de San Juan de Iturriotz de Aia y San Marcial de Bergara.
Salud mamaria: San Vicente de Bergara (Angiozar), San Gregorio de Itsasondo, Santa Águeda de Soraluze.
Otitis: Instilando unas gotas del aceite de las luminarias de las ermitas de San Gregorio de Albiztur, Ataun, Beasain (Astigarreta) y Zumarraga; San Cristóbal de Arrasate (Angiozar) y de Bergara; San Esteban de Bergara (San Pedro), San Marcos de Itsasondo; Santa Engracia y San Isidro de Zumarraga.
Oftálmicos: Santa Lucía, protectora de la vista, tiene ermitas en Azpeitia (Elosiaga), Bergara, Eskoriatza (Marin, Bolibar) y Oñati, e imágenes en Santa Elena de Irun, San Esteban de Goiburu de Andoain y San Andrés de Segura. En todas ellas se le elevaban preces. En la ermita de Ezkio, con unos anteojos de latón puestos, se besaba la imagen de la santa y se dejaba una limosna.
Jaquecas, migrañas y cefaleas: Se reza por evitarlas o curarlas en San Valerio de Arrasate, San Sebastián de Berastegui, Santa Elena de Irun, San Juan Bautista de Oñati, Santa Cruz de Aizkorri de Zegama.
Introduciendo la cabeza en un agujero bajo o cerca del altar mientras se reza un Credo en Andra Mari de Aizpea, Aia, en las ermitas de San Esteban Goiburu de Andoain y San Esteban de Hoa de Usurbil (Urdayaga), en Santa Marina de Asteasu, Zikuñaga de Hernani, Andra Mari de la Piedad de Orio y San Pedro de Zegama.
Frotar una piedra ubicada junto al altar de San Prudencio de Getaria y espolvorearse su polvillo en la cabeza.
El tañido de la campana de la ermita de San Cristóbal de Aizarnazabal el 4 de febrero, víspera de Santa Águeda, se consideraba protector contra el dolor de cabeza.
Odontalgia: Se acude a pedir contra los dolores dentales o para evitarlos a Santa Apolonia que tiene una imagen en la ermita de San Andrés de Soraluze, y también a San Esteban de Tolosa y San Valerio de Arrasate.
Garganta y catarros: San Blas es unos de los catorce 'santos auxiliadores' contra determinados males. En su caso, contra las afecciones de la garganta. Dispone de ermitas en Antzuola (Basalde), Aretxabaleta (Larrino), Bergara, Elgeta, Getaria, Mutriku (Ibiri), Tolosa y Zerain.
Flatulencias o 'aize-txarrak': Se eliminan frotando el vientre con los aceites de San Vicente de Bergara (Angiozar), Santa Marina de Legorreta, Santa Cruz de Olaberria, San Julián de Oñati (Zañartu), San Juan de Orio, San Esteban —rito 'aizea-itxi'— de Soraluze, San Sebastián de Zarautz, Andra Mari de las Nieves de Zegama. Contra los dolores de estómago se aplicaba el óleo de la lámpara de San Marcos de Irun.
Reuma: Santa Cruz de Aizkorri de Zegama, la ermita más elevada de Gipuzkoa, se reputaba contra reumatismos, y lo mismo acreditaba el aceite de las luminarias de Santa Cruz de Olaberria y San Juan de Letrán de Itsasondo.
Citemos aparte aquellas ermitas que han atraído a jóvenes en súplica de amores (Santa Catalina de Deba, San Antonio de Padua de Errezil y San Antonio de Hernani), y a mozos en edad militar que mediante el encendido de velas pedían un buen destino o, mejor aún, quedar exentos de la 'mili' (San Martín de Tours de Azkoitia y Santa Marina de Gabiria).
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