Urgente 15 heridos en un atropello en Múnich
Pioneros del esquí en los Pirineos franceses. Sud Ouest
Historias de Gipuzkoa

Cuando el esquí llegó a los Pirineos

Los guipuzcoanos fueron pioneros en la introducción del deporte blanco, que comenzó a practicarse hace 120 años en la cara norte de la cordillera

Borja Olaizola

San Sebastián

Lunes, 20 de noviembre 2023, 06:51

Un extraño paquete llegó en noviembre de 1903 a la estación de tren de Pau. En su interior había dos largas y pesadas tablas de ... madera maciza con las puntas curvadas que nadie sabía muy bien para qué podían servir. El destinatario del pedido, Henri Sallenave, era un entusiasta deportista de 21 años que se había quedado prendado de los relatos que había leído sobre un nuevo deporte conocido como esquí que se practicaba en Noruega y Suiza. Sallenave, que luego se convertiría en uno de los pioneros de la aviación francesa, recogió las tablas, las ató a su bicicleta y pedaleó sin descanso hacia el valle de Ossau hasta encontrar las primeras nieves. Fue allí, en una ladera de lo que hoy sería la estación de Gourette, donde por primera vez se practicó el esquí en los Pirineos. Lo cuenta el ya desaparecido escritor y pirineísta francés Marcellin Bérot en su libro 'L'épopée du ski aux Pyréneés', un ameno recorrido por los orígenes del deporte blanco en la cordillera.

Publicidad

Los 120 años del inicio del esquí en los Pirineos son una buena excusa para recordar el nacimiento del deporte blanco a este lado de la frontera. Un nacimiento en el que tuvieron un destacado protagonismo los integrantes del Ski Club Tolosano, que no solo fueron pioneros a la hora de calzarse unas tablas para deslizarse sobre la nieve, sino que colaboraron de forma activa en el alumbramiento de la que sería la primera estación de esquí de España, la de Candanchú. Otro entretenido libro, 'Cuando el esquí comienza', obra del abogado tolosarra Francisco Tuduri, nos señala el camino de un relato que tiene su punto de partida en 1907 con la instalación en Tolosa de una fábrica de clavos y anzuelos de capital noruego llamada Mustad. Fueron los integrantes de la colonia noruega que se asentó en la villa papelera para trabajar en la nueva empresa los primeros que se calzaron unos esquís en Gipuzkoa y también los que animaron a muchos de sus vecinos a imitarles.

Henri Sallenave, en una imagen de 1908, fue el primero en calzarse los esquís en el Pirineo en 1903.

Saltos y nabos

Cuenta Tuduri en su libro que fue en enero de 1908 cuando los noruegos sacaron por primera vez sus tablas. Una copiosa nevada había tapizado de blanco las calles de Tolosa y cuatro de ellos se echaron sus esquís al hombro hasta encontrar una ladera con nieve practicable por los alrededores. «Al lado de un caserío hicieron un trampolín y comenzaron a saltar. Los caseros nunca habían visto semejante locura y se divirtieron mucho viendo saltar a los noruegos. Pero ocurrió que uno de ellos sufrió una aparatosa caída, metiendo un esquí y el brazo dentro de la nieve hasta la tierra sembrada. Los nabos salieron por el aire y el casero se enfureció. ¡Aquellos noruegos estropeaban su huerta! Así terminó la primera exhibición de saltos de esquí de Tolosa», recoge Tuduri en su libro.

El salto era por entonces la disciplina estrella del nuevo deporte. Ni había estaciones de esquí ni se conocían los remontes mecánicos, así que el principal desafío consistía en competir a ver quién conseguía 'volar' más. En 1908 se había empezado a celebrar un concurso de saltos en el Pirineo francés, concretamente en Eaux-Bonnes, una antigua estación termal que se había convertido en el epicentro de los aficionados al nuevo deporte blanco aprovechando las infraestructuras hosteleras de su balneario. Nada menos que 14 esquiadores se apuntaron a la segunda edición del certamen, celebrada el 20 de febrero de 1909, bajo la denominación de Ski Club Tolosano, entre ellos los integrantes de la colonia noruega de la localidad. Fue precisamente uno de ellos, Gustav As, el que se alzó hasta el segundo puesto de la clasificación consiguiendo llamar la atención del rey Alfonso XIII, que envió un telegrama de felicitación.

Publicidad

El salto fue la disciplina más practicada en los albores del esquí. Sud Ouest

El Ski Club Tolosano aglutinó a partir de entonces la creciente afición al esquí que se registró en Gipuzkoa. «La historia del esquí español –escribe Tuduri– presenta tres puntos de arranque totalmente independientes y sin relación entre sí. El origen de los deportes de invierno en este país hay que centrarlo en el triángulo Madrid-Tolosa-Barcelona». En efecto, la sierra de Aralar, la del Guadarrama y el catalán valle de la Molina fueron los primeros espacios naturales para la práctica del esquí en territorio peninsular.

Aunque muchos tolosarras aprovechaban el recién inaugurado tren del Plazaola para desplazarse con sus esquís a Huici o Lekunberri, solo Aralar garantizaba una innivación más o menos estable a lo largo del invierno. Esa es una de las razones que explican que en 1928 se inaugurase el refugio de Igaratza, que a partir de entonces se convirtió en uno de los puntos de encuentro de todos los aficionados guipuzcoanos al deporte blanco.

Publicidad

Trece horas de viaje

El esquí, inicialmente una extravagancia al alcance de un reducido grupo de familias, fue ganando adeptos con el paso de los años. La búsqueda de nieve constituía el principal quebradero de cabeza para la creciente nómina de aficionados guipuzcoanos. En 1928 un ferroviario destinado en la recién inaugurada estación de Canfranc, en el Pirineo aragonés, hizo llegar a algunos integrantes del Ski Club Tolosano noticias sobre un lugar próximo a la terminal en el que nunca faltaba nieve en invierno. Es así como surgen las primeras excursiones a Candanchú, que a partir de entonces se convirtió en la meta soñada de todos los esquiadores guipuzcoanos.

Llegando a Candanchú en un coche-oruga en 1931.

El desplazamiento hasta el valle del Aragón no estaba exento de dificultades: hasta trece horas llegó a tardar un auto-oruga en cubrir el trayecto entre Tolosa y Candanchú en un tiempo en que las carreteras pirenaicas eran poco más que pistas por las que nunca había circulado un quitanieves.

Publicidad

El entusiasmo de los esquiadores guipuzcoanos, sin embargo, arrumbó todos los obstáculos. El club tolosarra puso en marcha en el invierno de 1932 un autobús San Sebastián-Tolosa-Jaca para que los aficionados pudiesen desplazarse los sábados por la tarde hasta el enclave aragonés. «En aquellos tiempos –escribe Tuduri– los esquiadores se alojaban en Jaca o Canfranc. Normalmente se subía desde Canfranc hacia Rioseta o Candanchú andando o esquiando según se encontrara la carretera».

El viaje desde era de todas formas muy sacrificado y no tardó en surgir la idea de construir un hotel inspirado en los refugios que los integrantes del Ski Club Tolosa habían visto en una de sus excursiones al Tirol austriaco. El proyecto cobró forma de la mano del arquitecto irunés Luis Vallet y fue llevado a la práctica gracias a las aportaciones de los socios del club tolosarra. El hotel Candanchú se inauguró en 1934 y se convirtió en el primer establecimiento hostelero para el deporte blanco de España.

Publicidad

El hotel Candanchú, construido por el Ski Club Tolosano, fue el primer hotel de nieve de la península.

Tren hasta Candanchú

El número de esquiadores se multiplicó al calor de la apertura del hotel. El Ski Club Tolosano gestionó con la francesa Compañía Ferroviaria de Midi una línea para los fines de semana entre Hendaia, Pau y Canfranc. El viaje, muy lento por el tiempo que se perdía en el transbordo que había que hacer en Pau, no tardó en ser conocido como 'El Transiberiano'. No obstante, fue tal el éxito de la línea que el ingeniero René Petit, célebre futbolista del Real Unión y del Real Madrid además de diseñador de obras públicas como el pantano de Yesa, llegó a planear una estación ferroviaria subterránea en el mismísimo Candanchú para que el tren francés depositase a los esquiadores en el pequeño núcleo sin necesidad de llegar hasta Canfranc.

El estallido de la Guerra Civil paralizó por completo en 1936 cualquier actividad deportiva. El hotel Candanchú pasó a ser el cuartel de una compañía militar de esquíadores y los campeonatos de España que el Ski Club Tolosano iba a organizar en 1937 en la estación aragonesa tuvieron que ser lógicamente suspendidos. La posguerra fue larga y dejó en suspenso cualquier actividad relacionada con el esquí. Tras la venta del hotel Candanchú por problemas económicos, el Ski Club Tolosano se centró sobre todo en Aralar.

Noticia Patrocinada

Un grupo de esquiadoras del Ski Club Tolosano en Baraibar en 1945. 'Cuando el esquí comienza'

El panorama del esquí cambió por completo con la recuperación económica de la segunda mitad de siglo. El deporte blanco se hizo cada vez más accesible a la vez que las nuevas estaciones de esquí brotaban como setas en ambas caras del Pirineo. El sueño de aquellos entusiastas pioneros que asombraban a propios y extraños con sus saltos y piruetas sobre la nieve había dado pie a una nueva industria que se reveló fundamental para frenar el proceso de despoblación de la cordillera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad