Hondarribia, Aia y Zarautz, los pueblos con más vivienda turística por habitante de Gipuzkoa

La casuística es variada pero la tendencia es clara. Un tercio de los alojamientos turísticos de Euskadi se encuentra ya en viviendas y habitaciones turísticas, dos modalidades que van ganando terreno a la oferta tradicional y profesionalizada.

Donostia y Bilbao acumulan casi la mitad de las viviendas turísticas y habitaciones turísticas de Euskadi. Con una oferta mucho menor les siguen los municipios costeros de Zarautz, Getxo, Bermeo y Hondarribia, que en conjunto aportan 17 de cada 100 plazas de este tipo de alojamiento. En cambio, la oferta en Álava es residual, incluyendo la capital Vitoria, donde se ubica poco más del 1% de esta oferta.

Las preferencias de los turistas condicionan, obviamente, la presión turística de cada municipio. Según el estudio previo en el que se basa el documento de Eudel al que ha tenido acceso este periódico, Hondarribia es el municipio con más plazas ofertadas por viviendas turísticas en proporción a los habitantes. El municipio bidasoarra (17.017 vecinos) cuenta con 167 viviendas turísticas para dar cabida a 764 visitantes, lo que arroja una media de 44,9 plazas por cada mil habitantes. Quienes prefieran camas sueltas disponen de otras 47 plazas en 9 habitaciones turísticas.

Zarautz calca el perfil de destino deseado, aquel que ofrece costa y buena gastronomía. Es el siguiente pueblo con mayor densidad de pisos turísticos en Gipuzkoa. Tiene 209 viviendas destinadas a este fin –más 14 habitaciones–, oferta 989 plazas en total, con una densidad de 40,5 por cada mil habitantes.

Completa el podio del territorio una localidad alternativa, con vistas al mar, pero predominio de monte: Aia. En este caso, es la baja población la que eleva la media de plazas ofertadas por pisos turísticos. 11 viviendas suman 88 plazas, cifra notable para un lugar donde viven poco más de 2.000 vecinos. La relación se queda en 41,8 plazas por habitante.

Son pocos los municipios analizados que cuentan con normativa propia que regule las viviendas turísticas, concretamente dos capitales como Bilbao y Donostia, además de Zumaia. Igualmente, Getxo, Hondarribia y Bakio incluyen en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), en fase de aprobación inicial, regulación específica para estos usos.

Donostia no tiene una densidad tan alta, con 30 plazas por mil habitantes, pero lidera en números absolutos el ranking, con 1.275 viviendas turísticas, con capacidad para albergar 5.543 viajeros. San Sebastián fue pionera en la regulación de esta forma de alojamiento, recogida en una modificación puntual del PGOU, en trámite de modificación. Con anterioridad aprobó una ordenanza que fue anulada judicialmente por el TSJPV. Desde marzo de 2023 está en vigor una moratoria para la aprobación de permisos para hoteles y viviendas de uso vacacional. El número de viviendas turísticas ha bajado un 25% desde 2018, cuando se regularizó la actividad. Todavía representan el 66% de las de Gipuzkoa (2.000) y el 30% de las vascas (4.600).

El territorio guipuzcoano no presenta por el momento graves problemas de saturación o desequilibro por el auge de este tipo de oferta turística. La mayor tasa de densidad, la citada de Hondarribia, se queda en un 44,9 por mil, cifra muy inferior a la que arrojan algunos municipios –costeros todos ellos– de Bizkaia. Encabeza la lista Elantxobe, con sus 19 viviendas turísticas para una población de 351 habitantes. Su porcentaje de plazas por cada mil vecinos asciende a 233. Le siguen Mundaka (193), Bakio (106), Ea (74,3), Mendexa (63,2), Bermeo (52) y Lekeitio (46,9), todos con una densidad superior a la de Hondarribia.

La presidenta de Eudel y alcaldesa de Derio, Esther Apraiz, señala que «el auge del turismo en Euskadi –representa el 6,6% del PIB–, y la tendencia al alza del fenómeno de los pisos turísticos, hace necesario dotarnos de una regulación en el ámbito municipal que aporte seguridad jurídica a los ayuntamientos y permita equilibrar el uso turístico con el resto de usos». Recomienda regular los usos turísticos dentro del planeamiento municipal, con una revisión o modificación del Plan general, y no a través de ordenanzas, tal y como han señalado los tribunales.

Su conclusión es clara. «Estamos en un momento de oportunidad para impulsar un modelo de turismo sostenible y de calidad. Los ayuntamientos, desde nuestras competencias urbanísticas, podemos anticiparnos con una regulación adecuada para preservar el derecho a la vivienda y el equilibrio con los servicios públicos. A fin de garantizar la convivencia de los turistas con los vecinos y vecinas de nuestros pueblos, sin alterar su vida diaria».