Una desgracia, pero no se asusten. Nada grave. He perdido mi cuaderno de notas, donde escribía mis apuntes después de transcribir mis grabaciones. Eran notas de voz en el teléfono con ideas, cosillas varias que quizá un día como hoy podían servirme para redactar este ... artículo. Aclaración: después de transcribir borro las grabaciones. O sea, una pena. ¡La de columnas increíbles evaporadas!
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Podría recurrir a la memoria, la mía, pero no hay magia. Me vienen a la cabeza solo dos o tres «'apuntes' sinsorgos del cuaderno perdido. Por ejemplo, apunté que se han cumplido 50 años de que se descubriera el síndrome de Estocolmo. ¿Y? ¿A dónde quería yo llegar con esto? Otra 'idea' genial perdida, la conversación escuchada en la tele, en un programa de First Dates: ¿De dónde eres? De Rumanía, contesta el chico. ¿Y dónde queda eso?, responde ella.
En fin, ahora que lo pienso, quizá no era tan importante lo que tenía en el cuaderno.
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