Estoy subidita. Creo que me encuentro (casi) siempre en el lado correcto de la historia, con los buenos, con los justos, con los que tienen razón.

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Repaso los motivos de este ataque de arrogancia y no olvido que me situé con Gisèle Pelicot (¿y quién ... no?); también con Kamala Harris, eso es fácil. Ella y Trump solo coincidían en una cosa: no aplicarían impuestos a las propinas en hostelería, cosa que me parece muy bien y cuando hay que reconocer algo al trumpismo, pues se le reconoce.

Pero abordemos casos más recientes, los desastres de aquí y ahora. Por ejemplo, se descubre lo de Errejón y tras el disgusto inicial, me posiciono con los que le han echado a la calle sin contemplaciones. Se desata la catástrofe de Valencia y me veo cargada de razones para dar la razón a la delegada del gobierno, a la ministra Ribera, a las ONG, a los jóvenes solidarios, al Gobierno que ofrece ayuda y la entrega, a los tractoristas, a los que arreglan las vías del tren. A los buenos, como se ve.

Qué paz me da la conciencia tranquila de unirme a la gente de bien y distinguirme de mentirosos, oportunistas, buleros, tramposos, ignorantes y malintencionados. Pero va y surge otra guerra: que dice Mazón que no le llegan desde Madrid camiones de desatasco y desatranque. Pues, hombre, haced el favor, que no le falte de nada.

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Estoy subidita, como se ve, porque también estoy con los Reyes Magos y ayer se abrió el plazo para ser paje. Atención niños de 7 a 10 años.

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