El domingo, en plan salseo, bajé a mi escuelita electoral a la hora del recuento. Fui de aula en aula, me miraban: tuve que explicar a un agente que no siendo compromisaria ni apoderada ni nada, podía estar en el escrutinio, que es público. Me ... encontré con mi amiga Eva en papel de vocal de mesa. Es ingeniera y recontaba a base de palitos: dibujas cuatro palitos IIII, los cruzas con una raya horizontal y esto es 5. Cinco votos para el partido X. Muy digital. En la puerta del aula donde dice, '4 años', saludo a otro conocido, ex alto cargo de la Kutxa, de presidente de mesa. Ha cumplido 65 y le tocó formar parte activa de la fiesta de la democracia por chiripa; a los mayores de su edad ya no les convocan.
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En estos comicios he hecho y visto cosas raras. Alguien me confesó que había votado a 'Escaños en blanco' y argumentaba que era voto útil porque si conseguían suficientes «habría una silla vacía en el salón de plenos»; también sé quien se decantó por el Pacma -hasta hoy no había puesto cara a un votante de esa opción- y conozco a una persona candidata en las listas de 'Stop'. Confusa, decido que este año no me colocaban análisis basados en encuestas a pie de urna y veo 'Regreso al futuro III' porque no estoy para series y menos para Iker Jiménez.
Esta mañana tomo dos decisiones drásticas: bajo ya del altillo las sandalias de verano porque quiero tener los pies libres. El edredón no lo quito aún: a mi casa no ha llegado el cambio de ciclo.
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