Plaza de Gipuzkoa

Gelatina

Así que, llegado el día de hoy, solo me quedan dos vías de inspiración: la Copa del Athletic o la boda. El triunfo vizcaíno tampoco me pone tanto como a los protagonistas de la campaña electoral que este domingo no han callado con sus toques futbolísticos, principalmente a los acompañantes de los candidatos que han «subido» al País Vasco para apoyar a los suyos. Así dicen en Madrid, «subir a Euskadi», una referencia casi infantiloide del mapa, del norte y del sur. Ahora, sí que me da envidia de que en la vecina Bizkaia hayan adornado orgullosamente tanto en rojiblanco la ciudad y el territorio cuando solo eran finalistas. Las chicas de la Real Sociedad también son finalistas de la Copa de la Reina que se disputa en mayo y ya me estoy imaginando, oh, oh, el despliegue que va a haber aquí, un mundo txuri-urdin por doquier en torno a la Concha.

El caso es que sin «bajar» a Madrid, sin haber visto in situ el cortejo nupcial, los atavíos, las pamelas y el chotis, tampoco me atrevo a hablar.

En fin, de la gelatina, ¿cuántas cosas podemos decir de ella, de sus sabores, de su textura, de la ausencia de olor? Pues una cosa diré: a mí me gusta.