El que más y el que menos, si es un ciudadano de bien, tendrá en su corazón, y en su agenda, profesionales, lugares y actividades que guarda como tesoro. El Donostiarra de Toda la Vida (DTV) te recomendará al mejor fisioterapeuta, quiropráctico u osteópata como ... digas que te duele la espalda. Y se escandalizará ¿que no conoces a Fulanito? Pues es una eminencia como dermatólogo y tú no lo sabías. «A Menganito le llaman el doctor milagro, nos ha tratado a toda la familia de asuntos traumatológicos», te advertirá otro, súper entendido del quién es quién en la sanidad guipuzcoana.
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Los suyos, los de cada cual, siempre, son los mejores. También conocen el mejor mercadillo de réplicas de bolsos de marca: «¿Marbella? No, también es bueno pero mucho más barato el de Oriñón». Esta gente, sí, esta gente, te revela en secreto en qué lugar de la carretera paran para almorzar camino de Valencia y no admiten discusión sobre la calidad de los torreznos que les sirve Merche, conocida de toda la vida.
Me acompleja, qué quieres, no sentir esa infalibilidad en mis criterios médico-sanitarios-estilísticos-torrezneros. Quisiera saber defender con tanta fuerza y credibilidad las bondades de mi frutero pero no me veo. ¿Quizá porque no soy DTV?.
El escritor Manuel Vilas dice que le costó darse cuenta de que su padre elegía ir a uno u otro lugar, sea restaurante o playa, en función de que hubiera sitio para aparcar y en la sombra. Pues yo me fio del señor Vilas.
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