La merluza

No se me ocurriría decirle nada a la cubana que ha elegido un dulce nombre para su tienda en un pueblo del interior de Gipuzkoa, 'aSúcar', aunque no vende pasteles ni chuches. En las redes sociales es habitual que los latinos manden 'bendiSiones'. Irene, Salma o Aitana, declaran en la tele que están orgullosas de haber ganado «el puto Mundial».

Ahora, hay un argentino, candidato a presidente, que promete dar hasta su última gota de 'transpiración' por su país, Javier Milei, que me preocupa. Anuncia que eliminará los ministerios de Salud, Educación y Trabajo y que está a favor de la libre posesión de armas y de la venta de órganos. Le han votado masivamente jóvenes hartos y sin futuro y a ellos que no ganan mundiales y a las familias desfavorecidas dirige el sorteo mensual de su sueldo como diputado. Así ha ganado 7,1 millones de votos, entre los más pobres.

Leído en twitter: hay algunos que están en este mundo por si pasan lista. Oído en mi coche (es viejo pero no lo conocía): «Si ves a un pobre comer merluza, uno de los dos está malo, el pobre o la merluza».