Hoy toca subsección: Mundo Diverso. En plan Observatorio, mi plan habitual, leo letreros en una tienda asiática de la Parte Vieja. «Ancas de rana han llegado» y «Se necesita dependiente con experiencia relativa», esta última palabra subrayada. Relativa.

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En otro comercio mi experiencia es frustrante: ... anuncian helados sin «hache». Para hacerme la simpática compro nísperos y le digo al dueño, de Bangladesh, que si le ayudo a corregir el cartel. Sonríe y no dice ni que sí ni que no, vuelve a sonreír y de alguna manera me despacha. No sé, algunos creen que ser estricto con la ortografía es una forma de clasismo pero fui discreta, solo estábamos el señor bangladesí y yo. Quizá era partidario del wabisabi, término japonés que significa «disfrutar de lo imperfecto». Pasamos del mundo diverso de Asia a Europa cuando me dicen unos italianos que en su país está muy mal visto salir a la calle con el pelo mojado, signo de descuido personal. ¿Es que no saben qué es el wabisabi y que el pelo rizado nos queda mejor secado al aire, sin secador?

En mi plan de observar oigo decir en la calle, en tono muy audible: «Que tengas un buen día, mi amor». Te vuelves: no es una madre en la puerta de la ikastola, ni dos jovencitos ni una pareja de mediana edad. Efectivamente: es un hombre de rasgos sudamericanos. Diversidad.

Por su parte los franceses, tan suyos, consiguen un hito histórico electoral (en plan mal) y el de Bangladesh, tres días después, queriendo vender «elados».

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