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JAVIER PEÑALBA
SAN SEBASTIÁN.
Sábado, 3 de marzo 2018, 08:31
Juan José Cortés, padre de la niña Mari Luz, asesinada hace diez años en Huelva, asegura que la prisión permanente revisable es una medida «necesaria», un «instrumento que la justicia ha de tener a su alcance». Cortés asistió ayer en Donostia a una jornada organizada ... por el PP de Gipuzkoa sobre la prisión permanente revisable en la que también tomaron parte, entre otros, el presidente de la Audiencia de Gipuzkoa, Iñaki Subijana; el exfiscal superior del País Vasco Juan Calparsoro; el abogado Rubén Múgica; y la presidenta de la Asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz.
- El jueves viajó a Almería y estuvo con los padres de Gabriel, el niño de 8 años que permanece desaparecido. ¿Qué se puede hacer en esos momentos ante unos padres angustiados?
- Abrazarles, que te sientan, que sepan que estamos para fortalecerles. Fui a mostrarles todo mi apoyo, el de una persona que ha vivido lo que ellos están ahora padeciendo.
- Usted sufrió una situación similar con su hija Mari Luz. ¿Qué es lo que más se agradece en esos instantes?
- En primer lugar el apoyo por la búsqueda del ser querido, en este caso del menor. Cualquier detalle es muy importante, desde la implicación de los cuerpos y fuerzas de seguridad, Protección Civil, voluntarios, Cruz Roja... Ver a todo ese conjunto de personas que está a tu lado es muy importante. Te infunden una fuerza extra al margen de la que uno mismo ha de tener para que el problema no te hunda ni provoque una depresión que impida reaccionar. Son momentos en los que se requiere de una gran fortaleza.
- Por su experiencia y la información que le han transmitido, ¿cree que estamos ante una acción de origen criminal?
- Es pronto para dar una opinión al respecto. No hay siquiera indicios. Lo que sí se puede confirmar es que estamos ante una desaparición forzosa. He estado en el lugar, en el domicilio de la familia, y parece imposible que un crío pueda desaparecer. Pienso que difícilmente un niño se pudo marchar de allí de forma voluntaria. Más bien, pienso que alguien pudo llegar en un coche y llevárselo. Lo que hay que hacer ahora es investigar el quién, el cómo y dónde puede estar.
- Ha venido a Donostia a una jornada de debate sobre la prisión permanente revisable. Es usted un claro defensor de esta medida. ¿Por qué?
- Creo que es necesaria. Es un instrumento que la justicia ha de tener. Antes de que sucediera lo de mi hija, el sistema no contemplaba que una persona reincidente pudiera ser retenida hasta que demostrara su reinserción. Los delincuentes campaban por donde querían sin que nadie los pudiera controlar. Esto ha dado lugar a múltiples reincidencias. Han sido muchas las personas que han caído en manos de estos individuos. Por ello, había que adoptar una medida que impidiera que estos criminales tuvieran esa capacidad de libertad sin control. Si una prisión permanente logra salvar una sola vida, habrá merecido la pena.
- ¿Cuándo y en qué casos cree que habría que aplicarla?
- En los excepcionales. Los que están recogidos en el artículo 32 del Código Penal me parecen acertados y la ampliación que contempla el Gobierno la considero también positiva. A todos ellos yo añadiría un delito más: los de violencia de género en casos de muerte. Creo que darían amparo a las propias víctimas.
- El debate surgido sobre esta materia mantiene dividida a la sociedad, entre partidarios y detractores. ¿Con qué argumentos trataría de convencer a alguien que no esté de acuerdo con usted?
- No creo que exista una división. Hay una gran mayoría, el 80%, que es favorable a ella, y luego está el 20% restante. Es una ley que está avalada por los más altos organismos como el Tribunal de Derechos Humanos europeo y otros estamentos, como los consejos de Estado y Fiscal, y el del Poder Judicial. Por lo tanto, a falta del pronunciamiento del Constitucional, se ajusta totalmente a derecho. Las críticas de quienes dicen que se trata de una venganza o apelan a que se legisla en frío o caliente carecen de sentido. Llevamos ya diez años luchando por esta medida y creo que todos los ciudadanos, de manera normalizada, la solicitan.
- No duda, por lo tanto, de que se trate de una demanda social.
- Por supuesto. Es gracias a ella que se ha conseguido la prisión permanente revisable. No se trata de una medida que ha propuesto el PP. No es así. La ha propuesto e impuesto la sociedad en general. En 2008, cuando salimos a la calle, recogimos 2,4 millones de firmas en favor de ella. El Gobierno de Zapatero, sin embargo, no tuvo a bien recogerla.
- ¿Qué les diría a quienes mantienen que se legisla ante casos muy dolorosos y mediáticos?
-Hay quien ha pasado mucho tiempo en la Universidad o viendo películas como Juego de Tronos y ha perdido la noción del tiempo. Nosotros llevamos una década en esta lucha, recogiendo firmas. Cada vez que se cometía un delito grave expresábamos la necesidad de la prisión permanente. Hemos pasado por todos los estamentos, desde las mesas de trabajo del Congreso y también a nivel jurídico... La Ley lleva ya dos años aprobada y no tienen razón los que afirman que se legisla en caliente. Creo que el señor Pablo Iglesias ha vivido estos últimos años en un baúl metido.
- Pero no solo Pablo Iglesias es contrario a la ley.
- Lo que pasa es que otras formaciones llevan diez años diciendo lo mismo. Pero que lo diga Iglesias me suena extraño. La frase de 'gobernar en caliente' la acuñó María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta en el Gobierno de Zapatero. Y a ella recurren todos los que no tienen argumentos para denostar una petición tan justa y necesaria.
- Algunos juristas opinan que el actual ordenamiento ya contempla penas de hasta 40 años, que es prácticamente una cadena perpetua.
- Entre la falacia y la realidad hay un paso estrecho. Por qué no dicen que a los 12 años, por mucha condena que tengan, gozan de derechos penitenciarios, y que cuando han agotado la tercera parte pueden acogerse al tercer grado. Por qué no dicen también que a mitad de condena pueden salir los fines de semana. Creo que tenemos un sistema de penas que está mal regulado. No puede ser que un chaval por no pagar una multa de 1.800 euros pase seis meses en prisión, más que un pedófilo. Se ha de hacer un ajuste adecuado entre las penas y la gravedad del delito.
- ¿Es también partidario de la prisión permanente para menores que han cometido delitos muy graves?
- Es una cuestión que los juristas de España ni siquiera se han planteado. Lo que sí creo es que se debería de estudiar la Ley del Menor para mejorarla y reformarla. En esta sociedad que evoluciona de forma tan rápida, la justicia debe ir al mismo paso. De lo contrario, se van a producir injusticias sociales.
- ¿El agravamiento de las penas evitaría que hubiera más casos?
- Eso no lo sabe nadie, pero desde luego, las penas deben ser proporcionales al daño causado y han de intentar reparar el daño a la familia que, en nuestro caso, quedó rota por el asesinato de Mari Luz.
- ¿Considera que hay delincuentes que son irrecuperables para la sociedad?
- No lo digo yo, lo dicen los expertos. Instituciones Penitenciarias afirma que el 90% de violadores es posible que reincidan.
- ¿El ciudadano ha de saber si vive cerca de un violador, un pederasta o un asesino?
- Siempre he sido partidario de la lista pública de pederastas. Hace, por un lado, que sepan que están de alguna forma controlados. Y a los ciudadanos les da opción de protegerse ante un posible delito que pueda cometer. En el caso de Almería, por ejemplo, no sabemos si detrás hay un pederasta. Le dije al padre que mirara si en los últimos meses había residido en la zona algún delincuente sexual. Imagínate que la investigación concluye que fue así. Si los padres lo hubiesen sabido, habrían adoptado medidas más férreas.
- ¿Cuándo cree que los condenados podrían abandonar las prisiones?
- Después de que hayan superado todos los programas de reinserción y los psicólogos, terapeutas, otros expertos, la Fiscalía y el juez lo estimen conveniente. No obstante, creo que debería existir un observatorio que, tras la salida de prisión, les examinase o controlase periódicamente. A esa persona no solo se le debe reinsertar desde la prisión, sino también cuando abandona el centro penitenciario.
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