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Esfuerzo y paciencia. Cuando monseñor Uriarte entró aquel día de febrero de 1995 en el hotel de Zurich a la reunión era consciente de la ... importancia de esas palabras. A su derecha, los emisarios del Gobierno: el secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxá; el sociólogo y asesor de Aznar Pedro Arriola, y el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Javier Zarzalejos. Cuenta le leyenda que Uriarte hizo ímprobos esfuerzos por mantener un mínimo clima de distensión, pero la tensión se cortaba en el ambiente. Incluso, hay quien dice que en un momento dado, 'Mikel Antza' hizo un movimiento extraño, como llevándose la mano a un bolsillo interno, y que algunos de los delegados del Gobierno cambiaron radicalmente de semblante temiéndose lo peor. Incluso llegaron a tantear a Uriarte para pedir confesión.
El que fuera obispo de San Sebastián entre 2000 y 2010 fue un incansable pastor por la paz para la comunidad creyente católica. Lo fue en su época de obispo de Bilbao, pero también como obispo de Zamora, como director del Seminario Mayor de Bizkaia, como una figura de hondura intelectual que supo conjugar con su función de pastor de almas, que se enfrentó con claridad y energía al terrorismo de ETA y que se envolvió siempre en una bandera ética. Pero también con la finura y sutileza de alguien que conocía bien este país, la necesidad de cicatrizar las heridas de años de sinrazón.
El factor humano contribuyó decisivamente a engrasar muchas aristas. Le ayudaron su buena sintonía con Jaime Mayor, el exministro del Interior, y con dirigentes de la izquierda abertzale. Es el tío, por parte materna, de la histórica abogada y dirigente de la izquierda abertzale Jone Goirizelaia.
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Uriarte defendió también la línea de la 'Iglesia de la corresponsabilidad' e hizo frente a una acelerado y muy potente fenómeno de secularización de la sociedad vasca que contrastaba con un país de arraigada tradición católica. También abogó por incrementar el papel de los laicos en la Iglesia vasca y defendió con vigor la línea de diálogo y apertura por la que aboga en este momento el papa Francisco frente a los sectores más conservadores de la Curia y de la Iglesia.
El encasillamiento con la tendencia más aperturista lo hizo compatible Uriarte con su profundidad teológica. En este contexto se sitúa uno de sus últimos trabajos 'Sexo y género a debate. El amor es lo que vale', en el que se adentraba en un ensayo atípico por parte de un eclesiástico en el que combinó su condición de antropólogo y psicólogo con la pensador del universo católico progresista.
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