A juicio un ertzaina acusado de ofrecer ayuda a un traficante a cambio de cocaína

La Fiscalía de Gipuzkoa reclama para el procesado, un jefe de patrullas en la ertzain-etxea de Donostia, cuatro años de cárcel por un delito de cohecho y dos más por el de infidelidad en la custodia de documentos, ya que supuestamente también sustrajo un archivo del atestado policial. Asimismo, el Ministerio Público pide dos multas de 5.400 euros cada una, y 14 años de inhabilitación para empleo o cargo público.

Los hechos a juzgar habrían tenido lugar durante los meses de confinamiento en 2020. Tal como informó este periódico hace un mes, el agente se habría hecho valer de su cargo para prometer su ayuda en el juicio a un detenido por tenencia de estupefacientes a cambio de que le proporcionara cocaína. La presunta víctima, que falleció ese mismo verano con 37 años, tenía una discapacidad del 69% por trastorno mental, inteligencia límite y limitación funcional en miembro inferior.

Los hechos se originaron a partir de un control preventivo efectuado sobre las 17.33 horas del 20 de abril, cuando agentes de la Ertzaintza dieron el alto a un motorista, que resultó estar en posesión de sustancias estupefacientes y fue detenido. Según el escrito de acusación de la Fiscalía, el procesado mantuvo «varias conversaciones» a solas con el arrestado mientras este permaneció en la ertzain-etxea de Ondarreta hasta que fue presentado en un juzgado al día siguiente.

En sus conclusiones previas, el Ministerio Público refleja que el encausado empleó «métodos coercitivos y autoritarios» al dirigirse al detenido con expresiones como «o me dices nombres o si no cierro la puerta y te vas...», según el fiscal, «en clara referencia» a la cárcel de Martutene.

En uno de esos momentos en el que ambos interactuaron, el agente lenvató «la manga derecha» del arrestado y «le escribió en su brazo su número de teléfono personal, al tiempo que le habría dicho que 'si no colaboras te voy a crujir, llámame cuando salgas'» del juzgado. Asimismo, le prometió ayudarle a recuperar los 1.700 euros y los dos teléfonos móviles que le habían sido intervenidos en el arresto. Para ello, le aconsejó «que dijera que pertenecían a una tercera persona», y «a cambio de la gestión, le solicitó la entrega de 500 euros».

Tras declarar en el juzgado, el sospechoso fue puesto en libertad, y ese mismo día telefoneó al número que el agente le había escrito. Ambos se citaron en una calle, y a partir de ahí habrían tenido varios encuentros en una misma semana en los que consumieron diversas cantidades de cocaína. En uno de ellos, el ertzaina le solicitó «un regalito» y recibió «medio gramo de cocaína».

El caso se desveló cuando el supuesto traficante fue interceptado en otro control policial con motivo del estado de alarma. Sucedió justo cuando el varón –al que se le intervinieron 5 gramos de cocaína y 5 de manitol, que se usa para adulterar droga– conversaba por el manos libres con el ertzaina. En la confusión del momento, el hombre pasó el teléfono a uno de los agentes intervinientes.