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Agentes de la Ertzaintza trasladan el cadáver de la víctima, que fue hallado por un senderista al mes del crimen. EFE

Culpable de asesinato el principal acusado del crimen de Andatza

El jurado popular estima probados los hechos por los que se piden 15 años para el autor material de la muerte del exnovio de su pareja, a la que considera cómplice del homicidio

Ion M. Taus

San Sebastián

Martes, 14 de noviembre 2023, 21:18

El jurado popular en el caso del crimen ocurrido en el monte Andatza declaró este martes culpable de asesinato con dolo eventual al acusado de asesinar a otro hombre el 24 de enero de 2022, tras seccionarle el cuello en dicha zona forestal de Usurbil. ... La víctima, un donostiarra de 44 años que fue hallado un mes después por un senderista que alertó a la Ertzaintza, falleció desangrada y maniatada. Las investigaciones llevaron a la detención del principal acusado y de dos mujeres a finales de marzo del año pasado.

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Los seis hombres y tres mujeres que han conformado el jurado popular del caso que se ha enjuiciado en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa desde el 3 de noviembre recibieron este martes por la mañana de manos del magistrado el cuestionario con el objeto del veredicto. Ya por la noche, el jurado determinó la culpabilidad del hombre al que se le considera autor material de los hechos y para quien la Fiscalía pide 15 años de cárcel por asesinato. También determinó que la entonces compañera sentimental del acusado fue cómplice con dolo eventual, por lo que se enfrenta a tres años de prisión; por su parte, también consideró probado que la tercera acusada, compañera de piso de la pareja, actuó como encubridora.

Se aplicaron distintas atenuantes, como la de drogadicción y el haber actuado bajo un miedo insuperable a la novia del acusado, y la eximente incompleta de miedo insuperable a la segunda mujer. También se reconoció la atenuante de drogadicción para el principal imputado.

Con su veredicto, el jurado tuvo en cuenta las peticiones de la Fiscalía, que fueron aceptadas por las defensas desde el inicio del juicio. La labor del jurado se vio facilitada por el reconocimiento de los hechos por parte de los tres implicados durante la segunda sesión del juicio. De esta manera, el juicio queda visto para sentencia

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Pelea con un hacha

En la vista oral, el acusado reconoció los hechos, que se remontan al 24 de enero de 2022. La víctima, un donostiarra de 44 años, había salido en libertad de la cárcel de Zaballa cuatro días antes. Fueron a buscarlo a la puerta de la prisión alavesa los dos principales acusados. Los tres durmieron en el piso de Hernani que la pareja compartía con la otra acusada. Según se ha relatado durante el juicio, el expreso se insinuó varias veces a su exnovia «a fin de reiniciar la relación», llegando a hacerlo incluso en presencia del novio. Las dos noches siguientes en libertad durmió en un hotel de Donostia, y en ambas ocasiones recibió la «visita» de su exnovia.

El día de autos, conforme al relato de la fiscal, el acusado recogió en la furgoneta a la víctima en Donostia, y sobre las 14.00 horas fueron a la vivienda donde estaban las otras dos mujeres. En un momento en la terraza, la víctima volvió a insinuarse a su ex. El novio de esta se molestó y ambos varones comenzaron a discutir. La bronca devino en una pelea. La chica trató de separarlos, y su novio la apartó. La víctima cogió un hacha pequeña, pero su oponente se la quitó. En el forcejeo, la víctima «cayó al suelo, ocasionando un fuerte ruido».

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A continuación, el procesado se puso «a horcajadas» sobre la víctima, le rodeó el cuello con el brazo y se lo oprimió provocándole que «perdiera el conocimiento y comenzara a sangrar abundantemente de la nariz y la boca». Estando el herido aún con vida, el agresor «obligó» a su novia a que le ayudara a atarle las extremidades con unas bridas. Cargaron el cuerpo en una carretilla para trasladarlo hasta la furgoneta de ella e introducirlo en la parte posterior del vehículo, destinada a la carga. A la otra mujer le ordenaron limpiar la sangre que había en la terraza «bajo la amenaza de involucrarla en los hechos».

La pareja condujo sin rumbo fijo. El herido llegó a incorporarse en varias ocasiones, y en una de ellas agarró del cuello al ahora acusado, quien se defendió golpeándole con un alicate. Aún de día, terminaron subiendo por una pista del barrio donostiarra de Zubieta hasta que el camino se hizo impracticable. El hombre cogió a la víctima de la parte de atrás de la furgoneta y la arrastró pendiente abajo. Al llegar al fondo, se detuvo para seccionar con un cúter la garganta de la víctima, que murió desangrada.

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«Temí por mi vida»

Durante el juicio, el acusado principal confesó haber sido el autor material de los hechos. Reconoció que fueron los «celos» los que le llevaron a acabar con la vida de la víctima y expresó que actuó «de una manera impulsiva y descontrolada» fruto del «menosprecio» que sentía por parte de su pareja, que previamente había mantenido una relación sentimental con el fallecido. «Temía además que pudiera jugármela con la policía», subrayó al hacer alusión a unos problemas que ambos tenían relacionados con las drogas. También matizó que «en aquel momento consumía cannabis, anfetamina, heroína y alcohol», matizó, «y llevábamos todo el fin de semana muy drogados y sin dormir», matizó.

Por su parte, las otras dos mujeres acusadas, que también recocieron los hechos ante el jurado popular, aclararon que sintieron «mucho miedo». La principal colaboradora del asesinato, de 40 años, manifestó incluso que «temí por mi vida», ya que tenía una orden de alejamiento de su pareja. «Era una persona bastante cambiante, agresiva... y me dijo que le costaría muy poco acabar conmigo». Hizo caso a todas las órdenes que le dio su pareja, reconociendo que «le ayudé» a maniatar al fallecido «colocándole las bridas en la mano». Sobre los hechos en el monte Andatza, la mujer contó que no salió de la furgoneta. «Salió él solo y le sacó él solo. A partir de ahí, se metieron hacia una pendiente y les perdí la pista», reiteró.

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La otra procesada explicó en el juicio que ella únicamente limpió la sangre que había quedado en la terraza del piso donde tuvo lugar la pelea y que el acusado le amenazó diciéndole que si no lo hacía «me iba a hacer cómplice del asesinato».

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