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Kirsten Dunlop, directora de Climate KIC, en San Sebastián durante un receso de una reunión con la Diputación de Gipuzkoa. IÑIGO ROYO
Kirsten Dunlop: «Ya no basta con dejar de castigar al planeta, hay que trabajar para regenerarlo»

Kirsten Dunlop: «Ya no basta con dejar de castigar al planeta, hay que trabajar para regenerarlo»

Directora de Climate KIC ·

Advierte de que «hemos alcanzado el punto de inflexión» en que hay efectos del cambio climático irreversibles y urge a «acelerar» las políticas de sostenibilidad

Miguel Ángel Mata

San Sebastián

Sábado, 11 de septiembre 2021

La directora de la Comunidad Europea de Innovación y Conocimiento por el Clima (Climate KIC, por sus siglas en inglés), Kirsten Dunlop, ha visitado esta semana Gipuzkoa para sellar la colaboración que este organismo de la UE mantendrá con el territorio en la próxima década. Gipuzkoa se convertirá en un banco de pruebas en el diseño y desarrollo de estrategias innovadoras para la transición ecológica y la lucha contra el cambio climático.

– ¿En qué vamos a notar los ciudadanos esta colaboración?

– El Climate KIC forma parte de la infraestructura de la Unión Europea para acelerar la transición hacia una economía libre de emisiones de carbono. En nuestro caso lo hacemos a través del apoyo a la innovación, promoviendo el desarrollo de nuevas tecnologías, empresas, modelos de negocio... Unimos a socios del sector público y privado, del ámbito académico, de organizaciones sin ánimo de lucro, etc. para crear una red de expertos capaz de desarrollar productos, servicios y sistemas innovadores para ponerlos en el mercado y medir su impacto en la sociedad. A través de nuestro programa 'Deep Demonstrations' (demostraciones profundas) colaboramos con 15 ciudades europeas y diversas regiones, sectores y ámbitos económicos en los que implementamos estrategias para comprobar sus efectos. El trabajo con Gipuzkoa permitirá hacer de este territorio un banco de pruebas de políticas experimentales avanzadas en sostenibilidad. Mi esperanza es que surjan nuevos negocios, modelos de gestión y oportunidades empresariales y de empleo relacionados con la descarbonización.

– ¿Por qué se han fijado en Gipuzkoa?

– Comenzamos a trabajar en 2019 con la Corporación Mondragon, en concreto con el Grupo Fagor, sobre el futuro del empleo y la transformación social que traerá consigo la nueva economía verde. A través de ellos llegamos a las instituciones (Diputación de Gipuzkoa y Gobierno Vasco) y hemos comprobado que las políticas públicas están aquí muy enfocadas a la igualdad y la cohesión social y que en este territorio existe una sociedad cohesionada, solidaria y participativa. Una de las cosas que no se reconoce todavía es que la clave a la hora de abordar el cambio climático tiene que ver con el cambio social. Y la cohesión social es uno de los elementos más frágiles y más importantes de ese proceso. Por eso entiendo que Gipuzkoa tiene una enorme riqueza, experiencia y conocimiento que ofrecer para abordar la transición climática a través del bienestar social. No he conocido otra comunidad del tamaño de esta con sus capacidades para llevar adelante esa transformación.

Colaboración con Gipuzkoa

«No conozco otra región del tamaño de ésta con sus capacidades para avanzar en la transición ecológica a través de la cohesión social»

– ¿Con qué otras ciudades y regiones colaboran?

– En España con la ciudad de Madrid y el Puerto de Valencia. Y estamos hablando con Andalucía. En el resto de Europa, Ámsterdam, Edinburgo, Malmö, Milán, Viena, Glasgow, los Dolomitas...

– La cuestión ecológica está hoy ya en la agenda de la mayoría de gobiernos, instituciones, grandes corporaciones... ¿Estamos haciendo lo suficiente para frenar el cambio climático o hay muchas buenas intenciones y pocos resultados?

– Una de las cosas que percibimos muy claramente es que el mundo está desarrollando muchas y buenas tecnologías pero no se están implementando lo suficientemente rápido, y que falta conectar todo el engranaje para optimizar sus resultados.

Contradicción

«Hay tecnologías para frenar el cambio climático, pero ni se coordinan ni se implementan al ritmo necesario»

– ¿Por qué?

– En mi opinión, hay tres elementos principales que frenan los avances en la lucha contra la descarbonización. El primero es que hay poderes e intereses muy potentes a los que no interesa acelerar la transición, como las petroleras, el sector gasista, el agrícola... Por otro lado, todo el mundo está de acuerdo en que hay que tomar medidas, pero a la hora de implementarlas algunas son complicadas o impopulares y nadie quiere tomar la iniciativa. Suelo poner el ejemplo de que si tú y yo somos vecinos y hay que instalar un gran molino de viento en un terreno, ambos vamos a rechazar que sea en el propio y pediremos que se lo coloquen al otro, aunque compartamos la necesidad de que se ponga el aerogenerador. Por último, el cambio que se necesita es mucho más profundo de lo que la mayoría de la gente cree. Habitualmente se aborda la cuestión de forma bastante sectorial, o limitando el problema ecológico a una sustitución de fuentes de energía. Y siempre bajo el prisma de mantener nuestro estilo de vida actual. Es algo que tenemos que superar. El cambio debe ir mucho más allá. Le pongo un ejemplo concreto. ¿No sería más efectivo, por ejemplo, que quien pueda no se limite a sustituir su coche de gasolina por uno eléctrico, sino que directamente renunciase a utilizar el coche?

– Para eso hacen falta alternativas viables. Buena red de transporte, carriles bici, en nuestro caso quizás horarios diferentes, más teletrabajo...

– Obvio. Ese es el papel que deben jugar las políticas públicas, liderando el cambio y tomando decisiones que lo aceleren. Pero por desgracia, en general el mundo de la política pierde mucho tiempo en discusiones en lugar de actuar con celeridad a la hora de realizar inversiones, imponer tasas medioambientales, fomentar cambios de hábitos...

– En ocasiones no se trata solo de que las administraciones sean proactivas. Hay emprendedores que se quejan de que son las trabas administrativas o regulatorias las que impiden ser más ambiciosos en el desarrollo de proyectos o estrategias...

– Así es. En KIC tenemos un ejemplo claro. Una de las start-ups que apoyamos (Lilium) es un fabricante alemán de naves aéreas eléctricas con capacidad de hasta 5 pasajeros para vuelos de corta distancia locales y regionales. Su desarrollo y puesta en actividad está atascada porque la legislación no contempla este tipo de transporte.

Punto de no retorno

«Lograr el objetivo de cero emisiones netas en 2050 ya es tarde; hay que adelantar la fecha a 2030, como pide el IPCC»

– ¿Eso también se notará en Gipuzkoa? ¿Una mayor flexibilización de las normativas?

– Lo que hacemos con las comunidades con las que colaboramos es diseñar juntos las políticas y proyectos a desarrollar y analizar las maneras de llevarlas a efecto.

– Aunque nadie tiene la respuesta exacta porque es un futurible, ¿qué cerca o qué lejos estamos del punto de inflexión en el que muchos de los efectos del cambio climático serán irreversibles?

– Ya hemos llegado a ese punto. Basta leer el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que advierte de que lograr el objetivo de cero emisiones netas en 2050 que establece el Pacto Verde Europeo es demasiado tarde y propone adelantarlo a 2030 si queremos evitar los efectos catastróficos del cambio climático. Para ello es urgente actuar ya no solo en reducir emisiones y dejar de castigar al planeta, sino empezar a trabajar en su regeneración. Y en ese objetivo es fundamental aplicar la innovación para la acción climática a todas las escalas y de forma integrada y holística, no de manera compartimentada.

– ¿Es posible la regeneración?

– Sí. La tecnología lo permite. Existe por ejemplo la agricultura regenerativa, que ayuda a rehabilitar los suelos y mantenerlos productivos, combatiendo así la deforestación. Es un área en el que trabajamos. Tenemos el conocimiento y la tecnología, pero su desarrollo se topa en ocasiones con las regulaciones.

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