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Las temperaturas de estos días, más propias de la época estival que de abril, parecen haber contagiado a las carreteras de la comarca del Bidasoa, que este viernes sufrieron un colapso circulatorio digno de la 'operación retorno' de finales de agosto. El paso fronterizo de ... la AP-8 en Biriatou comenzó a sufrir retenciones a partir de las 14.00 horas en sentido Baiona, y para media tarde las colas en la autopista ya ascendían a más de once kilómetros. El atasco en esta arteria principal no tardó en afectar de manera colateral a otras vías, como la N-121-A o la Variante de Irun (GI-636).
El Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco informó este viernes a mediodía a través de su cuenta en la red social X (antigua Twitter) de que el tráfico comenzaba a complicarse en la AP-8 en sentido Baiona. Las colas en la muga superaron rápidamente los cinco kilómetros, hasta llegar a los más de once en torno a las 18.30 horas de la tarde.
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Una usuaria de la vía explicaba a este periódico que han pasado «atascados 30 minutos en el peaje de Irun, sin movernos ni un metro», y que, tras conseguir salir de la autopista, el recorrido alternativo que les proponía el GPS estaba «colapsadísimo» también. En total, «hemos tardado dos horas en llegar a Biriatou desde San Sebastián».
La causa del colapso en la AP-8 hay que buscarlo en dos factores. En primer lugar, en la masiva afluencia de tráfico, tanto de camiones como de turismos de otros países europeos que regresaban de sus vacaciones de Pascua, así como de guipuzcoanos que partían para pasar el fin de semana en Las Landas y otros destinos habituales al otro lado de la muga. A este tráfico intenso se unió un control policial conjunto de Gendarmerie y Guardia Civil establecido en el paso fronterizo de la autopista. Según explicó la propia Benemérita, en el operativo participaron treinta agentes y refuerzos especializados, incluyendo perros, detectores de drogas y un helicóptero. «El operativo logró detectar y sancionar un total de 25 infracciones. Además, se realizaron incautaciones de estupefacientes y varios vehículos fueron remolcados por diversas infracciones».
Como suele ocurrir habitualmente, el atasco en la autopista rápidamente comenzó a afectar a sus accesos y como efecto dominó el colapso se fue extendiendo a otras carreteras cercanas. A media tarde se veían seriamente afectadas la N-121-A en sentido Irun, así como la Variante de Irun (GI-636), con tráfico completamente parado en estos puntos. También se vieron afectadas la N-638 en sentido Hondarribia, así como el paso fronterizo desde Hendaia hacia Behobia. Para paliar los efectos del colapso vial, patrullas de la Ertzaintza se desplazaron a los puntos más conflictivos, principalmente rotondas, para regular el tráfico. Para las 20.00 horas, ya se había restablecido la normalidad en las carreteras.
El caos circulatorio tomó por sorpresa a los conductores bidasotarras, que veían como se quedaban parados con sus vehículos en cualquier carretera de la comarca sin saber muy bien la razón. «Llevo más de media hora parado y esto no tiene pinta de moverse», se lamentaba un conductor que intentaba incorporarse a la AP-8 en sentido contrario al atasco. Numerosos coches, ante la falta de movimiento, optaban por darse la vuelta y buscar vías alternativas. «Siempre pasa lo mismo, en cuanto hay problemas en la autopista nos toca pagar el pato a los de aquí», se quejaba otra automovilista afectada.
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