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La sociedad guipuzcoana está cada vez más «preocupada» por los comportamientos conflictivos de sus menores, que se han disparado el último año. El perfil, además, ha cambiado. «La mayoría ahora provienen de familias estructuradas», asegura la diputada foral de Cuidados y Políticas Sociales, Maite Peña. « ... La drogodependencia y la ludopatía están suponiendo un problema importante, así como la soledad no deseada».
– Gipuzkoa acaba de abrir un centro pionero para menores con conflictos familiares. ¿Se han disparado este tipo de problemáticas en el territorio?
– Sí. Además ha habido un cambio sustancial. Antes, hace ya muchos años, los menores con los que trabajaba la Diputación provenían fundamentalmente de familias desestructuradas, con problemas para dar protección a sus hijos. Eso ha cambiado. La mayoría de los menores que atendemos en desprotección provienen de familias absolutamente estructuradas que pueden otorgar un ambiente protector a los menores.
– ¿Y a qué se debe ese cambio?
– La sociedad, en su configuración, ha cambiado mucho. Las maneras de relacionarse son ahora diferentes, los hábitos de consumo, la irrupción de la tecnología... Tenemos una sociedad cada vez más individualista, que está provocando mucho impacto en los menores en Gipuzkoa. La mayoría de los que atendemos, dos tercios, tienen referentes familiares en el territorio. Nos encontramos con familias donde los menores tienen comportamientos de violencia que hacen la convivencia insostenible.
– ¿De qué tipo de comportamientos hablamos exactamente?
– Hay problemas de comportamiento que hacen la convivencia muy complicada y son los propios padres quienes se acercan a la Diputación y nos piden ayuda, con todo el dolor del corazón. Pero también hay problemas determinados por los consumos y las dependencias, como la drogodependencia y la ludopatía.Esto está suponiendo un problema importante, como lo es también el tema de la salud mental. Tenemos adolescentes rodeados de gente pero que se sienten solos. Estos son los tres ámbitos que tenemos que trabajar y para ello tenemos un plan de infancia.
– ¿Se pueden prevenir?
– En el ámbito de los menores trabajamos mucho la prevención, la personalización y la innovación, así como la detección precoz y la coordinación con el resto de instituciones. Además, cada vez estamos abriendo más recursos especializados.
– ¿Le preocupa esta nueva realidad a la que se enfrenta la sociedad guipuzcoana?
– Nos preocupa mucho, porque se están viendo cambios profundos. Los menores son el futuro de la sociedad.
– También ha subido el número de menores que cometen infracciones y Fiscalía los remite a la Diputación. ¿Cuáles son los delitos más comunes?
– Así es. La mayoría de casos son hurtos de pequeña cuantía. Tenemos que hacer un seguimiento de esto, que nos da muchas pistas de cómo va a evolucionar la situación. Estos son los más comunes, pero también hay casos que revisten de una mayor gravedad y requieren de una intervención. La mitad de las infracciones han sido cometidas por menores mayores de 14 años y la otra mitad, por menores de esa edad.
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Macarena Tejada
– ¿Cuando nos referimos a menores infractores, hablamos de jóvenes autóctonos? Socialmente se tiende a asociar infracción con menores extranjeros no acompañados, 'menas'.
– Ahí hay que hacer mucha pedagogía. Una cosa es la sensación que hay en la calle y otra, que esté refrendada por los datos. Ninguno de esos infractores son menores extranjeros no acompañados.
– Gipuzkoa ha dejado de ser territorio de paso para ser el lugar donde muchos de estos jóvenes extranjeros quieren afincarse. ¿Está el territorio preparado para acoger a este número creciente de migrantes que quieren residir aquí?
– Sí, estamos haciendo todos los esfuerzos necesarios para poder dar acogida a todos los menores que vienen a Gipuzkoa. Por ley, es nuestra responsabilidad y además creemos que adecuar los servicios para ofrecerles el tipo de apoyo que necesitan aporta al territorio. Estos menores son un tercio de los que acogemos en la red y si antes en Gipuzkoa se quedaban en torno al 12%, ahora estamos en un 40%.
– Además de en los recursos para menores, la personalización de la atención es clave en las residencias de mayores. ¿Cuál es la situación actual en estos centros?
– Las residencias son el recurso prioritario para Gipuzkoa. El reto que tenemos en el ámbito del envejecimiento es mayúsculo. Hasta 2050 el territorio va a seguir envejeciendo y ahí ya llegaremos a un momento de estabilización, pero atender a la dependencia desde esta perspectiva comunitaria y personalizada es un reto fundamental.
– ¿El Covid es ya algo del pasado?
– Yo diría que sí. ElCovid ya ha pasado. Hay aprendizajes que han venido para quedarse y la pandemia nos ha enseñado que tenemos que estar preparados para que llegue otra. Y lo estamos. Tenemos medidas que darían respuesta a la llegada de una eventual nueva pandemia, aunque ojalá no lo veamos.
– Las residencias han recuperado ya la demanda prepandemia, incluso con listas de espera de cerca de 800 personas. ¿Tienen previsto ampliar el número de plazas o poner en marcha algún programa nuevo?
– Sí. El mapa de servicios sociales que ha finalizado ya ha supuesto la creación de un 21% más de las plazas previstas. Ahora vamos a presentar el nuevo, que va desde este 2024 a 2027, y en ese periodo de tiempo está prevista la creación de 1.500 plazas nuevas, de las que 757 están dirigidas a residencias para personas mayores. El reto del envejecimiento es una prioridad económica y en el despliegue de plazas. Hay que buscar la sostenibilidad a futuro y no nos podemos olvidar de un perfil que necesita ya trabajar su futuro en el envejecimiento, que es el de las personas con discapacidad.
– Adinberri en Pasaia, Arbes en Irun y Errezabal en Elgoibar son las nuevas residencias en las que trabaja ahora la Diputación para completar su red de atención a personas dependientes. ¿Cuándo estarán terminadas?
– En Adinberri ya han empezado las obras, que durarán 48 meses, y tanto Arbes como Errezabal se espera que estén terminadas en 2026. La transición al nuevo modelo está ya en marcha en una treintena de residencias y hay muchas otras donde se ha completado, como Zestoa o Usurbil.
– Habían previsto poner en marcha un nuevo modelo de inspecciones basado en la calidad de la atención para este año. ¿Se ha instaurado ya?
– Hemos dados los primeros pasos para modificar el modelo de inspección, pero aún no se ha puesto en marcha. Lo haremos en diciembre, con la agencia de evaluación. No va a evaluar solo la calidad de los servicios de las residencias, sino que también del resto de servicios.
– Uno de los objetivos del área que dirige es que en 2030 el 85% de los mayores y dependientes pueda envejecer en su hogar. ¿Cómo lo van a hacer?
– Tenemos una estrategia de atención en el domicilio, en la que además trabajamos con los ayuntamientos. Entre las medidas principales están los ecosistemas locales de cuidados, que han sido reconocidos. La Unión Europea reconoce a Gipuzkoa como territorio de cuidados y está mirando las políticas de cuidados que estamos implementando. Es más, ha introducido los ecosistemas locales de cuidados como recomendación de política pública a todos sus estados miembros. Pero hay otro enfoque con el que trabajamos, que son las soledades no deseadas. Esto es algo que Europa también se ha puesto como objetivo, por el impacto que tiene en el bienestar emocional y físico de las personas, porque sostenida en el tiempo conlleva enfermedades. También hemos hecho modificaciones en las prestaciones económicas a la dependencia, que las hemos incrementado hasta un 15%, y ya son 19.000 personas las que las reciben en Gipuzkoa.
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