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En el microscopio se comprueba la calidad de la celulosa empleada. LOBO ALTUNA
Covid-19: Mascarillas biodegradables desde Gipuzkoa

Mascarillas biodegradables y kilómetro 0 guipuzcoanas

El centro de investigación e innovación de FP, Tknika, ha diseñado protectores higiénicos dispersables ya homologados y en breve tendrá listos los quirúrgicos para su certificación

Teresa Flaño

San Sebastián

Sábado, 24 de octubre 2020

El Laboratorio Textil del área de Biociencias y Sostenibilidad de Tknika ha realizado el diseño, prototipado y la certificación de mascarillas totalmente dispersables y están a punto de obtener las quirúrgicas tipo 2R biodegradables.

La sostenibilidad y el menor impacto ambiental son es los criterio que más presentes han estado en todo el proceso. Desde que comenzó la pandemia han sido millones y millones las mascarillas que se han utilizado y muchas de ellas, higiénicas y quirúrgicas son de un solo uso, con el consiguiente residuo contaminante que producen. De ahí la investigación en productos biodegradables.

El proyecto en el que trabajan ahora es realizar mascarillas de un solo uso realizadas únicamente con material celulósico dispersable, compostable y biodegradable, es decir que incluso se pueda tirar al baño. De momento, según explica Arantxa Zamora, una de las investigadoras de Tknika, ya se ha conseguido en el caso de la categoría higiénica, para la que ya han conseguido la certificación, y les faltan muy pocos pasos para conseguir la quirúrgica IIR, la de máxima protección.

No son las primera mascarillas que diseñan en Tknika. Este trabajó comenzó a principios de marzo cuando, ante la falta de material sanitario para profesionales debido a la avalancha de pacientes que llegaban a los hospitales en estado grave. El centro de Investigación e Innovación Aplicada de FP de Euskadi situado en Errenteria, recibió el encargo del Gobierno Vasco de prototipar mascarillas quirúrgicas IIR. Con el apoyo de profesores y alumnos voluntarios del familia textil de AEG Ikastetxea realizaron las primeras máscaras que consiguieron la certificación el 20 de abril.

Después ampliaron el registro a higiénicas, a las que siguieron las higiénicas reutilizables. En todos los casos, para cumplir la normativa europea, deben superar los ensayos de eficacia de filtración bacteriana, la resistencia a las salpicaduras y la respirabilidad. En total son 9 los prototipos que han homologado y registrado bajo patente.

La sostenibilidad no se centra solo en que los productos sean biodegradables sino también que se consuma el menos combustible posible en su transporte. Es decir, la apuesta es por la filosofía kilómetro 0. Para ello el filtro de celulosa biodegradable que se ha empleado en todas las mascarillas que han homologado procede de la empresa Aralar de Amezketa. «Se produce con la madera de aquí y se desintegra con el agua. La declaración ambiental es mejor y el costo menor», explica Mari Jose Barriola, coordinadora del área de Biociencias y Sostenibilidad. En Wolfratex, de Bergara, se producen 28 millones de mascarillas quirúrgicas al mes con patente de Tknika.

El trabajo de investigación va más allá de los protectores bucales. Tknika ha registrado modelos de utilidad para guantes de celulosa de un solo uso, batas, gorros y patucos desechables que «aunque de momento no son apropiadas para utilizar en quirófanos si se pueden emplear en laboratorios o en la industria alimentaria. El impacto ambiente es mucho menor».

En todo este proceso ha sido muy importante la incorporación al laboratorio de la maquinaria necesaria para realizar los ensayos –las pruebas de respiración y de salpicaduras– porque hasta ahora los materiales debían enviarse a otros laboratorios que «tardaban incluso dos meses en darnos los resultados y ahora los conseguimos en minutos». Con estas herramientas podrán también facilitar el trabajo a empresas del entorno.

La complejidad de los protectores trasparentes

En el departamento de Biociencias y Sostenibilidad de Tknika llevan trabajando varios meses en las mascarillas trasparentes para personas con discapacidad auditiva porque también quieren tener presente el objetivo de la inclusión. «Conseguir la certificación es un proceso bastante más laborioso y complicado que el resto de coberturas», explica Mari Jose Barriola. Los materiales son los culpables de esta complejidad porque el plástico, de momento, no ha pasado los ensayos de respirabilidad y si se utilizan piezas textiles lo más trasparentes posibles la protección es menor, «pero seguimos trabajando», confían.

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