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Jueves, 10 de febrero 2022, 12:56
El final de las mascarillas en exteriroes ya ha llegado y los ciudadanos han podido pasear al aire libre sin portar el tapabocas. A pesar de la eliminación de esta medida, un simple paseo por las calles de Donostia sirve para darse cuenta que muchos viandantes siguen llevando las mascarillas cuando pasean por las calles.
A partir de hoy, el uso del protector respiratorio en el exterior deja de ser obligatorio, medida que se viene anunciando en los últimos días y que ayer recogió el Boletín Oficial del Estado (BOE) en un decreto. Ha pasado un año y medio desde que por primera vez se hizo obligatorio el uso de la mascarilla en la calle y, a pesar del vaivén de normas que se han sucedido desde entonces, el tapabocas deja de ser obligatorio al aire libre hoy mismo, una medida que se extiende también a los patios del colegio, si bien Euskadi decidirá en las próximas horas si se suma a su retirada en los recreos, con el nuevo texto ya en marcha.
Pese a que cubrirse la boca y la nariz en un paseo por la calle, la playa o el parque deja de ser necesario, todavía habrá que utilizarla en el transporte público. La norma especifica su uso obligatorio también en andenes y estaciones de viajeros y teleféricos. Además, esta medida de control no farmacológico también se mantiene en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público.
La relajación de las medidas está prevista para la población general, según se lee en el decreto, que habla también de valorar a nivel individual su adaptación a diferentes colectivos. Se refiere así a los grupos de mayor vulnerabilidad, además de tener en cuenta la tasa de vacunación y la actividad y comportamiento social que pueda incrementar los riesgos de transmisión en determinadas personas. El decreto recoge también que la evidencia disponible sobre la transmisión del virus en los diferentes ámbitos indica que el uso de la mascarilla tiene un impacto mayor en espacios interiores en los que se reúnen personas que no conviven habitualmente y en grandes aglomeraciones en las que no se pueden mantener distancias de seguridad y se establecen interacciones con múltiples personas. Su obligatoriedad en espacios cerrados se mantiene.
Por otro lado, también apuntan que las variantes actualmente en circulación del SARS-CoV-2 parecen producir un cuadro clínico menos grave según los estudios disponibles y esto contribuye a modificar la valoración de la situación epidémica del coronavirus, pese a las altas incidencias observadas entre los pasados meses de diciembre y enero.
La mascarilla en exteriores ha sido la restricción más simbólica, y más polémica, de la pandemia porque no estaba avalada por la evidencia científica. Los expertos han explicado que la inmensa mayoría de los contagios (hasta el 97%, según un estudio) se producen en interiores, cuando están mal ventilados, y al aire libre, el riesgo de infección es muy bajo. «No es útil y el aval que el Congreso dio el martes me parece inapropiado», afirmaba en este periódico el pasado jueves Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología.
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