Illunbe coge ritmo y comienza a vacunar a los mayores de 90 años

Lo hicieron por la puerta 9, donde se habilitó un nuevo puesto de vacunación con personal de enfermería de Osakidetza y por el que pasaron 210 mayores. A 60 de ellos -personas dependientes y con necesidades especiales- se les inyectó la vacuna desde el coche, al igual que se está haciendo en el Hospital Donostia desde hace días, para lo que se adecuó una zona específica debajo de las gradas. Este viernes se les seguirá vacunando en este espacio con la solución de Pfizer, a un total de 210, y el sábado a otros 210. Teniendo en cuenta que existen diversos puntos de vacunación, como Itsas Etxea en Hondarribia, Elitxu en Irun, el polideportivo de Hernani, Bengoetxea en Donostia u otros locales habilitados en las diferentes comarcas, «esperamos que para comienzos de la semana que viene, si hay vacunas suficientes, hayamos terminado con este colectivo y podamos empezar con los mayores de 80 años, aunque puede que se haga de forma simultánea dependiendo lo que nos cueste citarles», detalla la subdirectora de Integración de Enfermería de la OSI Donostialdea, Eli Barandiaran.

El donostiarra Pablo Ceballos, de 91 años, fue uno de los que no tardó en atender la llamada de Osakidetza. «Me han llamado esta misma mañana (por ayer) a las 9.00 horas para citarme a las 10.50 horas y no lo he dudado, cuanto antes mejor», comentaba este hombre ayudado de su bastón antes de entrar. Reconoce que «aunque me encuentro bien de salud, estaba con ganas de vacunarme, porque tenía mucho miedo a contagiarme. Vivo con mi mujer, de 86 años y ella también está ya con ganas de que le llamen». Cree que con la vacuna se va a sentir «más seguro» aunque lamenta que «hasta que no estemos todos vacunados no vamos a acabar con este lío tan gordo, se ve muy lejano».

Socorro Miguel esperaba su turno hecha un manojo de nervios. «Tengo mucho miedo, aunque también me haya puesto la vacuna de la gripe», comentaba acompañada de su hija, que intentaba quitarle hierro bromeando con el genio de su madre. Esta mujer, de 92 años nacida en Valladolid pero vecina de Donostia, dice que no sale mucho de casa, y ahora con la vacuna se sentirá «más segura».

En la zona de observación, una decena de mayores esperaban el tiempo requerido ante los posibles efectos secundarios. Allí se encontraba José Rodríguez, a quien llamaron el miércoles. «Y aquí estamos. Hay que vacunarse. Tengo algunos conocidos que no están muy por la labor, que no se fían de lo que nos vayan a meter, pero pasa como con la gripe, si te pilla, te da menos fuerte. Además yo tengo problemas de corazón y diabetes», afirma este vecino del barrio de Trintxerpe, de 89 años, que cree que «aún vamos a pasarlas negritas. De mientras, iremos tirando». La nonagenaria Francisca Puerto llegó acompañada de su hija con el deseo de poder vivir «con algo más de tranquilidad» una vez reciba el pinchazo. «Hemos pasado de todo en esta vida, hasta una guerra, pero esto... Echo de menos juntarme con la familia», anhela.

Paralelamente, se sigue avanzando con la administración de la vacuna de AstraZeneca a los trabajadores de servicios esenciales en Illunbe. Este jueves se preveía vacunar a otras 260 personas más de este grupo y se seguirá durante todo el fin de semana. Este espacio, elegido como el más «idóneo» por su cercanía con el hospital y su accesibilidad, además de por sus dimensiones, arrancó en la capital guipuzcoana como experiencia piloto de vacunación a grandes grupos de población y desde su 'estreno' ha ido ampliando sus posibilidades, con el objetivo de vacunar hasta 2.500 personas al día. Hasta este jueves había habilitados 2 puestos, uno para vacunar a los mayores de 90 años (puerta 9) y otro para los menores de 55 años (puerta 1), un total de 470 personas. Sin embargo, hoy se abrirá una tercera puerta, según confirmó Barandiarán. «Se va a abrir otro puesto de vacunación más para administrar la vacuna de AstraZeneca, por lo que es probable que lleguemos a los 700 vacunados», concreta, al tiempo que calcula estar vacunando al millar de personas al día durante la semana que viene, «porque posiblemente se pueda abrir una cuarta puerta».