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AITOR MENDIZABAL
Viernes, 25 de mayo 2018, 07:16
Varios ejemplares de gran tamaño perteneciente aparentemente a la denominada Rhizostoma pulmo, más conocida como medusa aguamala, han aparecido estos últimos días en la playa de La Concha. Las corrientes los habrían arrastrado hasta la orilla del arenal, donde conviene tener precaución para evitar su picadura.
Se trata de una medusa de coloración blanca, amarillenta o rosácea, con bordes de la campana violetas, al igual que el extremo final de sus 8 brazos, estos a su vez son alargados. El cuerpo es tipo gelatinoso, bastante grande, de hecho pueden medir hasta los 90 cm de longitud, aunque la media está en unos 30 cm. No posee tentáculos, sino ocho fuertes brazos que se unen en la zona superior y que forman una estructura en su parte media en forma de coliflor
Habita en aguas marinas abiertas y en distintos rangos de profundidad. En primavera puede avistarse en zonas cercanas a la costa, sus hábitos son pelágicos. Se han descrito como solitarias, si bien también se han localizado ejemplares formando grupos.
Para los bañistas en playas puede revestir una relativa peligrosidad, ya que las picaduras de esta especie son frecuentes y secretan toxinas nocivas para la piel. Sin embargo, la picadura de esta especie no tiene graves consecuencias, sus brazos normalmente no suponen un peligro grave para los seres humanos. Sólo en las personas sensibles, el contacto puede causar irritación que desaparece espontáneamente en un tiempo corto, pero aún deja un dolor persistente. En el agua desprende algunas sustancias o toxinas que causan pequeñas abrasiones de picazón y ardor.
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A. González Egaña y Javier Bienzobas (Gráficos)
Lucía Palacios | Madrid
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