Para acceder al Cuerpo había que ser mayor de 25 años, certificar buena salud y conducta y saber leer y escribir.

La calle de la memoria

1924 | Una plantilla de 179 guardias municipales

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Jueves, 29 de febrero 2024, 01:00

De madrugada, un individuo se dedicaba a golpear sobre unas tablas con un martillo, sin ocuparse de que los vecinos pudieran estar en aquel momento ... en el más dulce de los sueños. El guardia municipal le llamó la atención; pero él siguió golpeando y además se insolentó. Fue denunciado para que en adelante sepa ser más respetuoso ante los 'señores de la porra' y no haga a sus vecinos víctimas de sus insomnios» ('El País Vasco', 27 de febrero de 1924).

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Con esta anécdota sobre lo que debían soportar «los señores de la porra» volvemos a fijarnos en la Guardia Municipal donostiarra de hace cien años. Y empezamos pidiendo disculpas a los seguidores de 'La calle de la Memoria' por un patinazo. Hace una semana dimos datos sobre el Cuerpo (que lo conformaban 50 agentes, que «su trabajo no tenía limitación de horas»...). Los tomamos de un artículo de 'El País Vasco' del 20-II-1924 sobre 'La policía donostiarra' dando por sentado que se refería a la Guardia Municipal cuando lo hacía sobre la dotación en la ciudad del Cuerpo de Seguridad nacional.

1924

El jefe de la Guardia Municipal donostiarra, Antonio Vivar Tutón, tenía a sus órdenes hace un siglo a 179 guardias municipales, entre ellos dos inspectores, 117 guardias de turno, doce guardias volantes y 29 guardias rurales

Nos saca del error un conocedor de la historia de la Guardia Municipal, Francisco Encinas, al que pedimos algunos datos sobre cuántos y cómo eran realmente los policías municipales de hace un siglo. La plantilla debía de estar formada por 179 hombres, distribuidos de la siguiente manera:

Un jefe, un subjefe, dos inspectores, doce cabos, tres guardias distinguidos, 117 guardias de turno, doce guardias volantes, 29 guardias rurales y tres ordenanzas. A lo largo de 1923 hubo varios concursos para cubrir plazas y las vacantes pasaron de 33 a 8. Por ejemplo, en mayo de 1923 fue nombrado inspector José Azurza Lecuona, que hasta entonces era maestro de escuela y pasó a cobrar 4.000 pesetas al año. El jefe de la Guardia Municipal, desde 1914 y hasta la Guerra Civil, era Antonio Vivar Tutón. José Illarraza era el subjefe y los inspectores, Juan Pascual y el citado José Azurza.

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Si en las primeras décadas del siglo XX el Cuerpo se dividía en tres secciones: urbana diurna, urbana nocturna y guardas de campo, a las que se añadió la 'sección volante', el reglamento de 1923 suprimió las secciones, «haciéndose que en la prestación del servicio se turnasen todos sus componentes, con la idea de implantar a corto plazo los Serenos de Comercio. Al retrasarse el proyecto, en Sesión celebrada en el Ayuntamiento, el 29 de julio de 1924, se vuelve a crear un servicio fijo nocturno, formado por 70 guardias, 2 guardias distinguidos y 2 cabos».

Los requisitos que se pedían hace un siglo para ser guardia municipal eran: «Ser mayor de 25 y no exceder de los 40. Tener estatura de 1,68 m. Tener buena salud que se acreditaría por certificado de médico, nombrado por el Ayuntamiento. No haber sido procesado, justificación de buena conducta. Saber leer y escribir, siendo examinados por la Comisión para su ingreso».

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