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La calle de la memoria
1929 | Un «soberbio mausoleo» para María CristinaDedicaba los días a las visitas del Hospital de la Cruz Roja y otros centros benéficos y sencillamente recorría las calles de la ciudad, entraba ... en los comercios y acudía a las fiestas locales, siempre satisfecha de convivir con los donostiarras, donde halló cariño y respeto sin cuento. Aquí se le erigieron dos monumentos y fue nombrada por aclamación alcaldesa honoraria de la ciudad, medalla que ostentaba muy gustosa».
Así lo recordaban en 'La Voz de Guipúzcoa' el 7 de febrero de 1929, en la edición en que informaban sobre el fallecimiento la víspera de la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, una personalidad muy querida en la ciudad. Desde que estableció el veraneo de la Corte en San Sebastián, había sido asidua en su palacio de Miramar pero también en las calles donostiarras. La reina regente y alcaldesa honoraria conectó con la ciudad, estuvo al tanto de sus vicisitudes e inauguró el Gran Casino, el Hipódromo y el Aquarium.
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Hace 95 años falleció la reina María Cristina, tan querida en la ciudad, que le nombró «alcaldesa honoraria». El Ayuntamiento pidió el traslado de sus restos, que hubiesen descansado en un mausoleo especial dentro de la iglesia de Santa María
Falleció inesperadamente en la noche del 6 de febrero de 1929 en el Palacio Real de Madrid. San Sebastián quedó conmocionada. Es significativo que un periódico declaradamente republicano como 'La Voz de Guipúzcoa' le dedicase cinco grandes páginas, muy sentidas.
Por cierto, que en ellas se informaba de las gestiones del Ayuntamiento para que los restos de María Cristina descansaran aquí: «El ayuntamiento, creyendo interpretar los íntimos sentimientos del pueblo de San Sebastián, se dirigió a Palacio solicitando que el cadáver de la alcaldesa honoraria fuese traído a la ciudad que tanto quiso, para ser inhumado en la iglesia matriz de Santa María. En caso de que el protocolo lo consintiese, el Ayuntamiento construirá en la cripta un soberbio mausoleo».
La iniciativa fue agradecida pero desestimada. Fue enterrada en El Escorial.
¿Cómo llegó la noticia de la muerte, producida durante la noche, a nuestra ciudad? Lo contó en 1955 el periodista Alfredo R. Antigüedad. El 6 de febrero de 1929 trabajaba en el periódico 'El Pueblo Vasco', que estaba suscrito al servicio de la agencia informativa Sagitario, de Julio Cueto, que dictaba sus crónicas por teléfono.
«Yo tomaba la de las dos y media de la mañana. Cuando estaban transmitiendo la información de última hora, Julio Cueto la interrumpió para decirme:
– Acaba de morir la Reina doña María Cristina.
La sorpresa nos hizo multiplicar las preguntas. Y, sobre todo, quería confirmar la certeza de tan infausta noticia.
– Desgraciadamente, es cierta».
Contaba Antigüedad que llamaron al domicilio del alcalde, José Antonio Beguiristain, para conocer «qué disposiciones municipales se adoptaban». Pero el señor alcalde estaba, lógicamente, dormido y tardó en descolgar el teléfono. Fue el propio periodista quien le informó de la muerte real.
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