
La calle de la memoria
1933 | Altavoces fuera del salón para escuchar a BarojaSecciones
Servicios
Destacamos
La calle de la memoria
1933 | Altavoces fuera del salón para escuchar a BarojaTenemos conferencia en la calle de la Memoria. La anunciaban en 'La Voz de Guipúzcoa' el 25 de octubre de 1933...
«A las siete ... y cuarto de la tarde de mañana, jueves, se inaugurará el curso de conferencias que el Ateneo Guipuzcoano prepara para el curso 1933-34, con una a cargo del ilustre escritor don Pío Baroja». El tema de la charla era: 'Las ideas de ayer y de hoy'.
Nos pica la curiosidad y buscamos más información sobre aquella conferencia del novelista donostiarra en la edición de dos días después. En ella descubrimos que «acudió al acto numerosísimo público, que colmaba el salón de actos. En el 'hall' se colocaron altavoces para que la conferencia pudiera ser oída desde el exterior. Baroja fue recibido con una gran ovación».
1933
Hace noventa años, el Ateneo Guipuzcoano abrió su curso con una conferencia a cargo de Pío Baroja, a la que acudió «numerosísimo público». El escritor donostiarra reconoció su falta de confianza en la democracia
O sea, que hace noventa años fue todo un acontecimiento aquella intervención de un escritor no demasiado dado a la exposición pública. Pío Baroja se metió en varios charcos, dando sus opiniones personales sobre la democracia y el marxismo.
Según resumieron en 'La Voz de Guipúzcoa', «el escritor no tiene gran confianza –ninguna confianza, en realidad– en la democracia, y tampoco en el anarquismo y en el marxismo. Le parece imposible destruir la moral, absolutamente, según pretenden los ácratas, y le parece tan imposible tarea como la enunciada llegar a la igualdad social. La igualdad –dijo– será posible en un régimen de trabajo, y relativamente. Pero nada más».
«Le parece a Baroja un simple tópico –algo así como una nueva manera de comer pan, o una nueva forma de montar a caballo– la deshumanización del arte. En la crítica de la literatura y de la pintura deshumanizadas se detuvo Baroja largo tiempo durante su discurso».
«Pero las palabras más efusivas del escritor –que leyó, en pie, su conferencia con una destreza notable– se encaminaron a elogiar la vida antigua. La vida, no del medioevo, sino de una relativa antigüedad, la vida en el Ochocientos».
«No se resistió el conferenciante a exclamar: '¡Qué libremente se vivía entonces!'. La libertad, en el siglo pasado, dentro de los diversos Estados era una cosa admirable. Sobre todo –apuntó Baroja– en Inglaterra. La vida antigua era más cómoda para el espíritu. Alude a los domingos en una aldea católica y en una aldea laica, y dice que en la primera el campesino tiene todas sus horas organizadas para la holganza y el entretenimiento, y en la segunda el hombre endomingado se aburre...».
Qué peculiar nostalgia la de don Pío, que «fue largamente ovacionado» hace noventa años. Mirando hacia el futuro, «postuló la desaparición del rencor y de las discrepancias dogmáticas brutales. 'Si los conservadores tuvieran en su mano la existencia de los avanzados, y éstos la de aquéllos, lo pasaríamos todos muy mal'».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.