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Una advertencia en grandes letras de hace nueve décadas: «No se deje engañar con los impermeables de esos que se disfrazan de fabricantes y son ... revendedores que compran en Barcelona casi todos sus impermeables».
«Además tienen el sistema de gastar en anuncios 90.000 ptas. y más de 100.000 ptas. en traspasos y escaparates lujosos; caprichos que tiene que pagar el público. No dejarse sugestionar por ellos. Compren sus impermeables en las fábricas Abascal, mayor surtido que nadie. Miracruz, 1. San Sebastián».
Estamos hojeando un ejemplar del periódico 'El Pueblo Vasco' del 1 de diciembre de 1933. Nos sorprende aquella guerra comercial de los impermeables. Y nos sorprende también la tendencia de publicar anuncios publicitarios casi sin ilustraciones pero con muchas letras. Otro ejemplo, el de una zapatería, que en un gran recuadro contaba todo esto...
1933
En la prensa donostiarra de hace 90 años aparecían anuncios con larguísimos textos explicativos. Abascal atacaba a «esos que se disfrazan de fabricantes y son revendedores que compran en Barcelona casi todos sus impermeables»
«1º diciembre. Hoy comienza la grandiosa liquidación de calzados que Casa Ambielle (Urbieta, 18) acostumbra a celebrar todos los años a precios jamás conocidos. Muchos modelos de zapatillas para invierno, desde 0,95 par. Muchos modelos de zapatos fantasía, para señora. 5. Botas piel de hierro, para colegiales, gran resultado, 9,50. Zapatos para niños en color y charol, piso crepé, 5. Zapatos para caballero, piso cuero y goma especial, 13,90».
¿Cómo serían aquellos «zapatos fantasía»? ¿Y las equívocas botas de «piel de hierro»? El largo anuncio aún se metía a dar explicaciones...
«Antes de hacer inventario necesitamos reducir las existencias de nuestros almacenes, y realizaremos la venta de todos los artículos de la actual temporada, a menos de la mitad de valor. Visite nuestros escaparates antes de hacer sus compras y aproveche esta nueva oportunidad que ofrecen anualmente los acreditados calzados Casa Ambielle - Urbieta, 18».
Para anuncio con muchas palabras, el que aparecía en la página 5 de 'El Pueblo Vasco' el 1 de diciembre de 1933. Promocionaba las pastillas Richelet, fabricadas en el laboratorio de la calle San Bartolomé. Junto a sesudas explicaciones más o menos científicas sobre las diversas enfermedades del aparato respiratorio, incluía testimonios de cuatro enfermos agradecidísimos a las pastillas Richelet. Los cuatro (¿supuestos?) enfermos eran de Madrid. Reproducimos una de aquellas cartas, la de Dominica Moral...
«La gripe había hecho presa en mí y una tos persistente me ahogaba haciéndome pasar noches horribles. Afortunadamente se me ocurrió un día probar el Pectoral Richelet y hoy me complazco en testimoniarle mi agradecimiento más profundo, porque me encuentro completamente curada y no sé lo que es un catarro desde hace muchísimo tiempo». Pues qué bien.
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