
La calle de la memoria
1943 | El olor a guiso de los vaporcitos del puertoSecciones
Servicios
Destacamos
La calle de la memoria
1943 | El olor a guiso de los vaporcitos del puertoEn octubre de 1943, Ángel Azcona proponía en la última página de EL DIARIO VASCO «media hora de paseo» por el puerto donostiarra. ¿Les apetece ... regresar con él al ambiente que se respiraba en el muelle hace ochenta años?
«Es una de esas tardes suaves de otoño. La tierra y el mar se dejan acariciar con deleite por los rayos del sol. Es una de esas tardes otoñales que invitan como pocas a recorrer los paseos y alrededores de la ciudad (...)».
«Atracada al muelle 'trasatlántico' se halla una pequeña embarcación movida a vapor. Lleva la maquinaria a popa, con pretensiones de petrolero, y muestra su enorme panza vacía, pronta a cargarse el esperado cargamento. Dos grúas, llenas de años, de horas de trabajo y de resignación, dejando oír la monótona canción de sus ruedas dentadas y el chirriar de sus cadenas, van transportando los repletos sacos desde sus vagonetas al interior del barco. Al alzarse en el aire los sacos, despiden fina lluvia de cemento en polvo, blanqueando el pavimento, los árboles cercanos y cuantas personas se hallan en el lugar. Un carabinero de tez morena, de cansino mirar y baja estatura, nada tiene que envidiar en contados minutos a los blancos rostros y prendas de los estibadores».
1943
Evocación del viejo puerto donostiarra a cargo de Ángel Azcona: «Los vaporcitos regresan de la pesca. Sentados sobre la borda, los tripulantes comen en silencio, mientras el consabido can de a bordo husmea la cubierta»
«Unos hombres, papel y lápiz en mano, anotan cuidadosamente el número de sacos que desaparecen en las entrañas de la pequeña nave. Miran como diciendo: 'A mí nadie me engaña'. Así durante horas y horas los brazos de las grúas trazan el semicírculo de su dura tarea (...)».
«Cesó por hoy el trabajo. El contado número de curiosos desfila hacia el barrio de la Jarana, donde contempla ahora la llegada de los vaporcitos que retornan de la pesca. Junto a la orgullosa chimenea de la pequeña embarcación se alza la de la cocinilla. Del minúsculo recinto de ésta sale rico olor a guiso. Sentados sobre la borda, los tripulantes comen en silencio, mientras el consabido can de a bordo husmea la cubierta».
«Dos yates de recreo se mecen próximos. Luciendo el barniz de sus bandas, la esbeltez del aparejo y sus dorados metales. Los anchos y multicolores gabarrones que durante el verano fondean en la bahía se hallan ahora recluidos en las pacíficas aguas de la dársena. Ya no vienen de ellos risas de juventud, ni sus trampolines se cimbrean al impulsar la zambullida. Lloran su corto reinado».
«En los bancos del portalón, conversan unos ancianos. Al verlos, me parece siempre que son los mismos que vengo viendo desde hace años. Hoy no ha llegado sardina (...)».
«De Urgull, de ese monte sin precio, sus numerosos admiradores descienden perezosamente hasta el Paseo Nuevo. Se va a acostar el sol de otoño en su verde cama con dosel de grana. Todo es calma y majestad en el ambiente. El mar llega quedo a las rocas y las besa calladamente».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.