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La calle de la memoria
1944 | Se busca «cochecito» para una «impedida»No tenemos clara la identidad de la persona con discapacidad motriz ni las características del vehículo o silla de ruedas que necesitaba, pero sí sabemos ... que hace ochenta años San Sebastián se movilizó para conseguir un «cochecito» a una «inválida».
El 1 de mayo de 1944 era lunes y no se publicó DV. El día 2, en la sección 'Sirimiri', lanzaron la voz de alarma con el siguiente texto...
«Una piadosa y caritativa señorita nos ruega preguntemos si entre nuestros buenos y generosos lectores hay alguno que tenga un coche para una pobre enferma impedida, que lleva diez años inválida».
Ahora se utilizan muchísimos tipos de sillas de ruedas y andadores. Antaño apenas se veían. Personas con discapacidades motoras que no tuviesen buena posición económica se quedaban condenadas a no moverse de su casa. A menos que se movilizase la caridad colectiva. En aquel aviso daban otra opción para canalizarla...
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Leemos hace ochenta años: «Una piadosa y caritativa señorita nos ruega preguntemos si entre nuestros buenos y generosos lectores hay alguno que tenga un coche para una pobre enferma impedida, que lleva diez años inválida»
«De no haber quien ya no necesite el cochecito y lo quisiera regalar, ¿no se podría adquirir uno con los donativos de varias personas que hicieran esta gran obra de caridad? En uno u otro caso, llamen al teléfono 11.700, donde se les informará para que se dirijan directamente a la enferma; y Dios se lo pagará».
El llamamiento ya estaba lanzado. ¿Cómo reaccionaron los donostiarras de hace ochenta años? Lo leemos en la siguiente edición, la del 3-V-1944...
«Pocas horas después de publicado nuestro último sirimiri, ya habíamos recibido telefónicamente el anuncio de donativos para la compra de un coche destinado a la pobre joven que lleva diez años inválida. Los agradecemos cordialmente; pero no los aceptamos como no sea que tan generosos ofrecimientos quieran hacerlos llegar a la enferma no para el coche».
¿Qué ocurría? Que le echaban misterio a la cosa retrasando la gran noticia, que llegaba ya...
«Porque ya se nos han ofrecido dos: uno, del doctor Asuero; y otro de una persona cuyo nombre ignoramos».
Aquel doctor Asuero era el hijo del también médico Fernando Asuero (San Sebastián, 1887-1942), que había sido muy popular con su«asueroterapia», aquella polémica técnica con la que aplicaba pequeñas cauterizaciones en el nervio trigémino para tratar varias enfermedades. Las supuestas curas milagrosas trajeron mucha cola. Volvamos al caso del cochecito...
«Hoy mismo irán las piadosas señoritas que solicitaron nuestro concurso en esta obra de caridad, a recoger el que ofrece el hijo de aquel gran donostiarra y amigo que fue el inolvidable Asuero. De tal palo, tal astilla. Agradeciendo en el alma ambas ofertas, por el momento queda aceptada esa del joven médico que tan gentilmente ha sabido recoger nuestra llamada».
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