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1944 | El misterioso y viajero Cristo de la MotaEl Cristo de la Mota. ¡Cuánto se ha escrito sobre el particular, más bien en forma novelesca que histórica!».
Lo afirmaba Gil Baré (seudónimo de ... Gabriel María Laffitte, ex alcalde donostiarra) en el DV del 16 de abril de 1944. Efectivamente, ni tenemos claro por qué el Castillo de la Mota se llama de tal manera («¿será por haberse llamado así un coronel gobernador del fuerte?», apuntaba Gil Baré) ni tenemos detalles concretos sobre la figura del Cristo crucificado que durante siglos estuvo en Urgull.
Sí está el mito de que en 1688 el Santo Cristo de la Mota sobrevivió milagrosamente. El rayo de una tormenta cayó sobre la munición de pólvora del Castillo de la Mota, arrasándolo. Sin embargo, se dice que la explosión respetó la imagen del Cristo crucificado, e incluso la lámpara de aceite de su capilla permaneció encendida.
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La figura del Cristo crucificado de la Mota está envuelta en misterio. No están claros sus orígenes y se asocia a un milagro. Sí sabemos que, al ser propiedad del Ejército, pasó del primitivo castillo a dos hospitales militares, antes de regresar a Urgull
El crucifijo estaba en una capilla existente en el primitivo castillo, nada que ver con la que conocemos a los pies del monumento del Sagrado Corazón. Gil Baré se atrevía a describir aquel primitivo espacio...
«El recinto, muy oscuro, no tenía más luz que la escasa que traspasaba las cortinas coloradas que cubrían las dos únicas ventanas. En el fondo, la amarilla luz de una lámpara de aceite ayudaba a entrever la efigie del Cristo crucificado. En la capilla reinaba misterioso silencio, silencio que algunas veces solía ser interrumpido por risotadas, otras por llanto, algunas veces por canciones (...). Eran lamentos y plegarias que enviaban rejas afuera los desgraciados encarcelados que yacían dentro».
Dado que el Santo Cristo de la Mota, como el castillo, era de propiedad militar, del Ministerio de la Guerra que se decía, cuando el Ayuntamiento se hizo con el monte Urgull, la figura fue trasladada al hospital militar de la calle Campanario y posteriormente acabó en el hospital General Mola, en Atocha.
En el artículo que leemos en 1944, Gil Baré se dirigía a las autoridades militares con una petición: «Hacemos presente al Excelentísimo Gobernador militar de esta plaza que el Cristo de la Mota, propiedad del ramo de guerra, ha sido objeto de gran devoción entre la gente marinera de nuestra costa cantábrica por nueve o diez generaciones de donostiarras (...). ¿No sería sitio indicado para el Cristo de la Mota la capilla del Paseo Nuevo?».
La solicitud no sería atendida entonces, pero el deseo de que el Cristo de la Mota estuviera en un lugar accesible para los civiles cristalizaría más adelante, en 1963. Desde 1950, el castillo de Urgull contaba con el monumento del Sagrado Corazón y su capilla. Aprovechando la celebración del centenario del derribo de las murallas, se quiso saldar la deuda. El 4 de abril de 1963, miles de donostiarras acompañaron al solemne traslado de la imagen desde el Hospital Militar General Mola hasta la capilla del Castillo de la Mota.
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