A este señor en una romería no se le voló el turbante. RICARDO MARTÍN / PHOTO CARTE

La calle de la memoria

1944 | Un vecino de Gros se comió 88 huevos fritos

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Miércoles, 23 de octubre 2024, 02:00

Desde hace años, 'Sirimiri' es la sección que EL DIARIO VASCO dedica a la participación de los lectores, que comentan y critican aspectos de la ... vida cotidiana donostiarra.

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En sus orígenes, la sección no era así. La escribía con cierta gracia un redactor del periódico, señalando anécdotas y pequeños temas que circulaban por San Sebastián. Paulatinamente se irían incorporando más párrafos aportados por los propios lectores. 'Sirimiri' mantuvo siempre un inicio comentando el tiempo que había habido la víspera en la ciudad (de hecho, a veces se enrollaban tanto que sólo hablaban del tiempo).

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Lo recordaban en 'Sirimiri', la sección de DV que entonces reflejaba todo tipo de detalles, comentarios y pequeñas anécdotas de la vida de la ciudad. Por ejemplo, que el viento le arrancó un gorro tipo turbante a una señorita. Terminó en el río

También tuvo su época en que no era un apartado diario sino que se publicaba de vez en cuando, cuando lo considerasen oportuno y hubiese espacio disponible, en aquellos tiempos en que escaseaba el papel. Por ejemplo, vemos que apareció los días 20 y 22 de octubre, pero no la semana anterior y después no reaparecería hasta el 1 de noviembre.

El 22-X-1949, recogía 'Sirimiri' la estampa producida la víspera, con un turbante por el aire...

«Ahora, uno de miedo. Iba ante nosotros, ayer tarde, una señorita con uno de esas especies de turbantes, bien encasquetado hasta las orejas, verdadero cubrecabezas pintiparado para los soplidos que arreaba Eolo. En cambio el calzado no podía ser más impropio del tiempecito: los consabidos zapatos (?) con agujero para que salga el dedo y rotos por el talón. Una ráfaga se llevó el turbante arrancándolo de cuajo y depositándolo en el Urumea. ¡Adiós!».

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El mismo día escribían una anécdota de tiempo atrás, una historia de un tragón, de esas que gustaban tanto entre el hambre de la postguerra...

«Dos y dos, son cuatro; cuatro y dos, son seis; seis y dos son ocho, y ocho, diez y seis. Sigan así hasta llegar a ochenta y ocho, cifra que representa la increíble suma de huevos fritos que se comió, hace años, un popularísimo donostiarra, de gran arraigo en el barrio de Gros, según dan fe testigos presenciales y el propio 'interesado', que no reventó, aunque parezca mentira. Vive, y sea por muchos años; y no está a régimen. Lo pudimos comprobar días pasados, cuando de sobremesa se refirió su hazaña, entre otras marcas de campeonato que ostentan y detentan prestigiosos tripasais».

Valla con anuncio

Otro día de hace 75 años se referían en 'Sirimiri' a una llamativa valla...

«De uñas recibimos la valla de la esquina Avenida-Hernani y hasta nos permitimos chuflas con el amarillo, que ahora resulta perfectamente decorativo. Ya nos hemos familiarizado con el vallado; y el coñac que anuncia nos gusta mucho más que la valla y el color. Tiene verdadera miga eso de que en San Sebastián –donde se derribaron las murallas porque necesita espacio vital (...)– se alcen tales vallas».

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