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La calle de la memoria
1948 | Sin fluido, los donostiarras iban antes a la camaRecuadro destacado en la primera página de DV el 5 de diciembre de 1948: «A nuestros lectores. La deficientísima e inexplicada distribución del poco fluido ... eléctrico que llega a San Sebastián ha restringido nuestras posibilidades de trabajo a su máximo límite, siendo ésta exclusivamente la causa de las deficiencias con que el presente número tiene que salir a la calle».
«Suponemos que esta explicación será innecesaria para nuestros lectores, pues ellos son también pacientes soportadores de los inesperados 'cortes' del fluido eléctrico como los que hoy, con evidente perjuicio, nos fuerzan a reducir a una las tres ediciones habituales de EL DIARIO VASCO».
Pues sí, hace 75 años nuestro periódico ya publicaba tres ediciones diarias, la de San Sebastián más las de Irun y Eibar.
1948
Los cortes en el suministro eléctrico eran frecuentes. Nuestro periódico se lamentaba de que «la deficientísima e inexplicada distribución del poco fluido eléctrico que llega a San Sebastián» afectase al producto que ofrecía a sus lectores
Y estábamos en los tiempos en que los cortes en el suministro de electricidad eran irritantemente habituales. Las infraestructuras generadoras de electricidad eran insuficientes y precarias durante la posguerra. Pero es que incluso en épocas posteriores, en los años 60 y primeros 70, recordamos que no era tan raro que en algún momento del año, por un motivo u otro, saltase la luz y hubiera que combatir el apagón usando aquellas velas y linternas que convenía tener a mano.
En diciembre de 1948, los apagones debieron de ser especialmente repetitivos. De ahí el tono algo indignado de la nota del periódico. Los cortes eléctricos afectaban de muchas maneras a la vida cotidiana de los donostiarras y tenían consecuencias de todo tipo. Por ejemplo, se buscaban alternativas en diversas máquinas y utensilios que no necesitasen electricidad, lo que conllevaba su riesgo, según apuntaba un comentario que también apareció en DV el 5-XII-1948...
«A causa de esta falta de luz, todos nos hemos dado a utilizar aparatos diversos, entre los que abundan los de gasolina. Creemos necesario un aviso a la prudencia de todos. Nunca se extremarán bastante las precauciones en el uso de ese líquido terrible, inflamable al menor estímulo, devorador dificilísimo de apagar. ¡Cuidado!» (Está claro que nuestros antecesores no usarían esas gasolineras actuales en que el propio conductor debe manipular el surtidor).
El columnista Ciriquiáin-Gaiztarro escribía sobre los cambios que el problema eléctrico estaba introduciendo en el día a día: «Por lo pronto, la luz de los quinqués de petróleo y los candiles de aceite nos ha hecho dar un paso atrás en nuestras costumbres, llevándonos a la cama mucho antes de la hora en que veníamos haciéndolo».
Tres días después, en la edición de DV del 8 de diciembre de hace 75 años volvemos a encontrar un recuadro con su punto de desesperación: «A nuestros lectores. Las deficiencias que nuestros lectores advertirán en el número de hoy han sido debidas a los 'cortes' de fluido que hemos padecido durante la noche, hasta casi la hora de cerrar la edición».
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