Viajamos sesenta años atrás y descubrimos que en aquel final de agosto San Sebastián era un hervidero de espectáculos y actividades. Hojeando las páginas que publicó DV el sábado 30 de agosto de 1964, descubrimos que en La Perla estaba actuando una cantante de ... la que aún destacaban su juventud. En un anuncio podía leerse...
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«La Perla. Sala de fiestas. Teléfonos 10.893 y 25.408. Hoy y domingo 30, la extraordinaria y bellísima cantante Rocío Jurado. La nueva voz de la canción española. Continúa el éxito arrollador en la pista elevada del sensacional ballet Miguel de los Reyes. Reserve su mesa».
1949
Por un día no coincidieron en nuestra ciudad la Jurado, que actuó en La Perla, y 'la faraona', que arrolló en el Tenis. La actividad de espectáculos y fiestas fue muy intensa en el final de agosto de hace setenta años
Por un día, la Jurado no coincidió en San Sebastián con otra figura a su altura, Lola Flores, anunciada para una de aquellas galas de los lunes del Real Club de Tenis. En un texto describían así a 'la faraona': «Viva, personal, audaz, gentil, artista y temperamental, Lola Flores acude a reavivar nuestra llama flamenca, un poco debilitada por los vientos nortes del Cantábrico. Lola, la genial, viene a rociarnos con un poco de esa sal y canela que la hizo famosa en el mundo entero».
Por cierto, que la víspera de que la futura intérprete de 'Como una ola' llegara a La Perla, la sala había albergado la 'Gran gala de la sonrisa', organizada por el Centro de Atracción y Turismo como cierre de la campaña 'Sonría, por favor'.
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En la fiesta recibieron una placa que les acreditaba como 'sonrientes' «don Froilán Aldanondo, don Pedro Almandoz, don Andrés Ansorena, don Ascensio Buenechea, doña Conchita Miranda, doña Loli Sánchez, doña María Victoria Iraeta, don Miguel Sánchez, don Antonio Piñeiro, don Severo Cincunegui y doña Juana Mari Inchausti, como representante de las señoritas del C.A.T. cuya amabilidad en el trato con todos cuantos acuden a la busca de información es proverbial. También don Tomás Alvarez, feliz creador del 'slogan'».
Aquel último sábado de agosto de 1964 en que Rocío Jurado actuó aquí, donostiarras y visitantes podían ir «a las cinco en punto de la tarde» al Chofre, donde se celebraba la última corrida de toros de la temporada, y, por la noche, según su clase social, tenían cita con el Club de Tenis, «centro de elegancia y señorío», donde el I Salón Intersindical de la Elegancia montaba un desfile de peinados y pieles. O bien con las verbenas que entonces se organizaban en el paseo Nuevo. Eran de pago, aunque a «precios populares», prometían.
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Los teatros también estaban en ebullición. En el Victoria Eugenia José María Rodero y Marisa de Leza presentaban hoy 'El caballero de las espuelas de oro' de Alejandro Casona, presente en la ciudad. Curiosamente, Casona tenía otra obra, con su propia compañía, en el teatro Principal: 'La casa de los siete balcones', con Amelia de la Torre. En el Gran Kursaal podía verse a Queta Claver y la compañía Colsada en una «comedia policíaca».
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