La calle de la memoria

1949 | Pedían la eutanasia para los relojes públicos, «enfermos crónicos»

Añadía Txibirisko en la sección 'Saski-naski' que ante aquellos relojes enfermos, «hay quien pide la eutanasia para ellos. Llevan parados, hace unos días, el de Ondarreta, el de la Concha y el del Guipuzcoano».

Y aventuraba la posible causa de que tanto reloj hiciera caso de un bolero posterior, «no marques las horas»...

«Se conoce que el invierno es un clima malo para los relojes donostiarras. Porque, además, los otros, los que no están parados, tienen entre sí las más hondas divergencias y cada cual señala la hora que le parece, y siempre diferente la de uno de las de los otros».

El tema daba mucho de sí, y al día siguiente constataban en 'Saski-naski' que «otro reloj de los que forman parte de la sociedad de los parados es el de Santa María. Se conoce que, de vez en cuando, se cansa y dice que no da las horas. Y como por aquellos alrededores no hay otro reloj, resulta que el vecindario no sabe a la hora en que vine».

El problema era grave en aquel tiempo en que no todo el mundo llevaba encima un reloj o dispositivo que facilitase la hora.

No tiene demasiado que ver con los relojes parados, pero no nos resistimos a reproducir otro apunte, asaz misterioso, que publicó Txibirisko en diciembre de 1949...

«Viene circulando un rumor de que en el voladizo de la Concha apareció muerta, de muerte natural, una determinada persona. Podemos afirmar, de un modo determinante, que el rumor es totalmente inexacto y que ninguna persona, determinada o indeterminada, ha encontrado ese fallecimiento».