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No era novedad que se instalara una tómbola el mes de agosto en el Boulevard, pero aquel año 1966 la tradición resultaba novedosa: en lugar ... de ubicarse en la Alameda, lo hizo en el paseo de los Fueros, junto al puente de Santa Catalina y frente a la calle San Marcial. Llevando el lema de 'San Sebastián por sus pobres', fue inaugurada tal día como el 6 de agosto, bendecida por el obispo Lorenzo Bereciartúa y con asistencia de numerosas autoridades, entre las que se encontraba el alcalde, José Manuel Elósegui. Costaba el boleto 2,50 pesetas y los premios alcanzaban la cifra de 2.125.000 pesetas, invirtiéndose más de 300.000 en los diez grandes premios anunciados como 'El premio del sobre'.
La historia venía de lejos. Dejando al margen las muchas veladas benéficas de las primeras décadas del siglo, en la segunda parte del mismo la tómbola del Boulevard era un clásico que comenzó su andadura en 1952. Dicho año, el 5 de agosto, el Ministerio de Hacienda autorizó al Ayuntamiento «para instalar una tómbola en el Boulevard a beneficio de la Casa de Misericordia y Hospital de San Antonio Abad», la cual fue inaugurada el día 9.
1952
Como anuncian las golondrinas la primavera, la tómbola del Boulevard anunciaba la llegada del verano. Al Seat 600 le sucedió como premio gordo el 127, acompañados de viajes, Vespas, vajillas y mantelerías
Al día siguiente pudo leerse en EL DIARIO VASCO: «Hoy, sábado, tendrá lugar la bendición y apertura de la Tómbola benéfica, situada en la Alameda de Calvo Sotelo… Los premios expuestos han causado gratísima impresión, tanto por la calidad como por su abundancia, elegancia y presentación».
El marketing de sus promotores surtía efecto y durante su permanencia no faltaban, casi a diario, noticias sobre los personajes que la visitaban, desde políticos hasta aristócratas, pasando por deportistas de élite y artistas de cine y teatro, todos captados en el momento que adquirían los correspondientes boletos.
Al Seat 600 sucedió como premio gordo el 127, acompañados de viajes, Vespas y Lambrettas, candelabros, vajillas, mantelerías, etc. Ignacio María Almandoz y Juan Lorenzo Goñi fueron 'alma máter y páter' de la tómbola a lo largo de toda su historia y lo mismo se llevaba un colchón espuma doña Tomasa Echeverria, de la calle Juan de Bilbao, que la señorita Juani Martiarena, de la calle San Francisco, un lote de aluminio grueso o, como ocurrió a Manuel Zabala Loyarte, de la calle Prim, que le tocó una bicicleta de caballero y a la Marquesa de Alhucemas una vajilla de 56 piezas.
Algo ocurrió que trastocó el proyecto. El año 1964, siendo alcalde Nicolás Lasarte, la atención de la prensa estuvo puesta en el motivo principal del Pleno municipal: «Estudiar si los empleados municipales son eficientes, si pasan las horas trabajando o haciendo quinielas». Y se armó la gorda, pues tras largo debate fueron despedidas 707 personas.
Pero, para el tema de este comentario, lo que importa es que, casi ignorado por todos, por 11 votos a 10 se negó permiso para instalar la tómbola «por considerarse antiestética». Tras etapas como la que se cita al principio, instalada en el paseo de los Fueros, no volvió al Boulevard hasta 1970 aunque, ahora, junto a los arcos y frente a la cafetería Kansas. En el 73, los beneficios para Cáritas superaron el millón de pesetas. La del 77, casi al final de la vida de la tómbola, fue gestionada por los talleres protegidos Gureak.
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