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1954 | Dos inauguraciones bajo la lluviaHace setenta años, San Sebastián vivió unos días de inauguraciones, que no tenían nada que ver entre sí ni en características ni en importancia. El ... 20 de agosto de 1954 se abrieron las piscinas del Real Club de Tenis. Una jornada después, como hoy día 21, hubo otra inauguración de índole más espiritual, la del Seminario Diocesano.
Según informó DV el 21-VII-1954, la inauguración de las piscinas del Tenis se vivió «pasada por agua» o «contra viento y marea»: «Un fuerte viento raseaba la abundante lluvia que caía granulando la superficie acuosa de ambas piscinas. No obstante resultaba pleno de belleza este rincón encantador del que todos los numerosos invitados al acto hicieron cálidos elogios que, justo es resaltarlo, amortiguaban un poco la baja temperatura del desapacible tiempo».
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«Llovía a mares» cuando Francisco Franco presidió hace setenta años la bendición del Seminario Diocesano. La víspera había habido otra inauguración menor, de las piscinas del Tenis, igualmente «pasada por agua»
A la mojada apertura acudieron el gobernador civil Garicano, el alcalde Pagola Birebén, el vicepresidente de la Diputación Sagardía y otras autoridades, que fueron recibidas por la Junta Directiva del Real Club de Tenis, con Javier Satrústegui al frente.
Su proyecto había sido decidido en 1945 por el obispo de Vitoria, cuya diócesis abarcaba Gipuzkoa. Durante su construcción se crearía la Diócesis de San Sebastián y llegaría, en septiembre de 1950, su primer obispo, Jaime Font Andreu.
Si bien los primeros seminaristas empezaron a recibir clases en octubre de 1953, la inauguración se pospuso hasta el 21 de agosto de 1954, por aquello de contar con la presencia de Franco.
Según publicó DV al día siguiente, «llovía a mares ayer a mediodía en el momento de celebrarse el solemne acto de la inauguración del Seminario Diocesano de San Sebastián. Pero el tiempo borrascoso, el telón sombrío de nubes, no impidió por un lado restar magnificencia al acto y también que numeroso público acudiera a presenciarlo bajo sus paraguas y frente a la fachada central del Seminario. Las campanas de la torre tocaban sones de júbilo y la Schola Cantorum del Seminario aguardaba la llegada de S. E. el Jefe del Estado».
Recibieron a Franco cinco ministros, el nuncio monseñor Antoniutti, el arzobispo de Valladolid y los obispos de San Sebastian y Orihuela.
Aunque el edificio, con sus majestuosas torres y cierto aire de castillo, nos parezca hoy gigantesco, al principio se quedó pequeño. Ingresaban de media 90 nuevos seminaristas al año, llegando a ser 450 en total. Por eso, en 1956 se habilitó el antiguo balneario de Saturrarán (Mutriku) como Seminario Menor, para los alumnos de los dos primeros cursos.
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