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Nos encontramos en abril de 1960, dentro de un cine donostiarra que no podemos identificar. Abrimos los ojos ante la película, escuchamos sus diálogos, su ... banda sonora... ¡y unos persistentes lloros de bebé!
El caso apareció en EL DIARIO VASCO del 5 de abril de 1960, concretamente en la sección 'Sirimiri'. Allí podían leerse las siguientes líneas...
«Nos escribe un señor. En un teatro de la localidad, una mamá, con su bebé en brazos, asistió a la sesión cinematográfica de las 3,30, y la angelical criatura dio la tarde a los espectadores con sus lloros y berrinches, por lo que un caballero tuvo que llamar la atención de la citada mamá».
La película estaba, más que en la pantalla, entre las localidades, con el bebé, la amatxo y el revuelo que montaron. En nuestro periódico criticaban la presencia del pequeñuelo en un espacio común en el que molestaba y que nada bueno le aportaba...
«Tenemos entendido –continuaban hace 65 años– que existe una reglamentación sobre la entrada de menores en los cines. En este caso, con doble motivo, porque el menor tiene ocho meses, según nos dice la carta, lo que ya de por sí es un peligro para la salud del rorró».
1960 Revuelo en las butacas de un cine donostiarra
«Una mamá, con su bebé en brazos, asistió a la sesión cinematográfica de las 3,30, y la angelical criatura dio la tarde a los espectadores con sus lloros y berrinches»
«Y en la misiva nos ruegan hagamos constar la necesidad de que a estas criaturas no se les permita la entrada a los cines, por las molestias que causan. La queja nos parece razonable y por eso la acogemos en esta sección. ¿Que surta o no efecto?, esto ya no lo sabemos».
Como no indicaban nada más, nos quedamos intrigados sobre cómo concluyó la escena, si la madre cinéfila se avino a irse con su criatura sin problema o si se enfrentó al señor, si intervino el acomodador o cómo reaccionarían el resto de espectadores.
También nos preguntamos en qué cine ocurriría el incidente. Miramos la cartelera del domingo anterior a la publicación de la carta. El domingo era el día en que los cines donostiarras solían programar una primera sesión más temprana que la habitual. El 3 de abril de 1960 la única sala donostiarra en que empezaba la proyección exactamente a las 15:30 era el Rex-Avenida, pero con un programa doble de 'vaqueradas' ('Cuatro caras del Oeste' y 'La reina de Montana'). Podía ser, aunque se nos hace un poco raro imaginar a la espectadora llevando a su bebé a 'westerns' y mezclando disparos y lloros.
De no tratarse del Rex-Avenida, seguramente fuera el Bellas Artes, que a las 15:45 de aquel domingo programó una película infantil, 'Pulgarcito'. Otra opción sería el Gran Kursaal, donde a las 15:40 empezaba la primera de las dos sesiones de la larguísima (208 minutos) versión de 'Guerra y paz' de King Vidor con Audrey Hepburn, Henry Fonda, Mel Ferer y Vittorio Gassman. Pero, ¿quién iría a ver la adaptación del novelón de Tolstoi con una criatura de ocho meses?
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