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No es nada habitual encontrar poemas en las páginas de los periódicos. Ahora no pasa casi nunca, a menos que sea para ilustrar la entrevista ... a algún poeta. Antaño no era frecuente pero a veces sí aparecían glosas en forma de versos. En la edición de DV del 30 de noviembre de 1963 encontramos dos poemas, y sobre temas variopintos. Porque peculiar es escribir, y publicar, unos versos ensalzando ¡las habas!
En la página 2 podía leerse una glosa en rima dedicada a las modestas habas porque «no siempre se dedican cantos a los platos caros o de principios de temporada sino también a los modestos, a los que están al alcance de todas las fortunas». Reproducían el poema de un escritor al que no identificaban del todo, pero sobre el que facilitaban bastantes pistas: «Nuestro querido amigo, el ilustre donostiarra don T. G., socio de Lagun Artea, maestro de Añorga y excelente gastrónomo». Su creación decía así...
«¡Ricas habas deliciosas /
negras perlas jugosas /
Sois manjar de los mayores/
regalo de paladares!
Desde la princesa altiva /
hasta el postrer 'ankaplano'/
no existe quien os reciba /
sin su aplauso soberano. /
Moraleja:
Si quieres habas comer /
y con buen plato te atreves /
lo tienes todos los jueves, /
si vienes al Bar Javier».
O sea, que hasta tenía un matiz publicitario el asunto. En todo caso, elogiaban hace sesenta años a T. G., de quien afirmaban que no le faltaba ingenio «para exaltar un plato de habas, salteadas o no, con jamón o sin él, siempre ricas, nutritivas y baratas».
1963
En el periódico de hace sesenta años encontramos dos curiosos poemas. Uno, dedicado a ensalzar las habas, que a todos gustaban: «No existe quien os reciba / sin su aplauso soberano». La otra poesía recordaba a Carmen Amaya
Dejamos a las «ricas habas deliciosas» pero seguimos entre versos. Avanzando entre las planchas del DV del 30-XI-1963, en la penúltima página, la 15, encontramos la reproducción de un sentido poema a la memoria de Carmen Amaya.
Debemos recordar que fue una popular bailaora barcelonesa. Participó en 17 películas, la última de las cuales fue 'Los Tarantos', de Francisco Rovira Beleta. Durante el rodaje de aquel 'Romeo y Julieta' entre gitanos y música flamenca, Carmen Amaya empezó a sentir problemas de salud y perdería la vida pocos meses después. 'Los Tarantos' se estrenó en el Miramar y, entre la publicidad cinematográfica, apareció un recuadro escrito por Jesús L. Patiño con estas palabras...
«Lloran los gitanos, el cielo y los mares; /
y las castañuelas y las panderetas; /
lloran las mantillas, lloran las peinetas, /
lloran las guitarras y los alamares; /
lágrimas de sangre lloran las saetas /
y los 'cantes chicos' de Huelva y Linares. /
(...) Músicas de Albéniz, de Turina y Falla /
callad para siempre. ¡Su cuerpo está yerto! /
Quien supo bailaros 'a lo grande', ha muerto. /
¡Que lloren sus notas por Carmen Amaya!».
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