
La calle de la memoria
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La calle de la memoria
1965 | «El Cantábrico ha roto las defensas»Hace sesenta años, la tamborrada la puso la naturaleza. Uno de esos grandes temporales que de vez en cuando trae el Cantábrico asoló la ciudad ... sin clemencia entre el 18 y el 21 de enero de 1965. Preocupados por los cuantiosos daños y los problemas de seguridad, se tomó la decisión de que las tamborradas salieran en servicios mínimos.
Viendo las fotografías que EL DIARIO VASCO publicó aquellos días, impresionan las imágenes de los cimientos de La Perla totalmente al aire, puesto que el temporal se llevó gran cantidad de arena y dejó sin resguardo los pilares que sustentan La Perla o las escaleras de acceso a la playa.
Otras fotos de aquel devastador temporal cuyos daños se estimaron inicialmente en más de cien millones de pesetas eran de la barandilla de La Concha, destrozada, o el Paseo Nuevo, semihundido en un largo tramo.
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Un fuerte temporal que durante tres días consecutivos se cernió sobre San Sebastián destrozó gran parte del Paseo Nuevo, inundó varias calles, dejó inservible el embarcadero del Club Náutico e hizo estragos en el edificio de La Perla
«El Paseo Nuevo es la zona que más ha sido afectada por las olas –informó DV el 19-I-1965–. Daba pena el verlo en la mañana de ayer. Desde el espigón existente delante del Cine Miramar, hasta pasada la ermita de los Héroes del Baleares, todo está destruido; muros, aceras, calzadas, barandillas, iluminación, pavimentación, bancos, urinarios, farolas, todo puede considerarse totalmente destrozado».
Las consecuencias del temporal de 1965 fueron graves. El 20 de enero, nuestro diario titulaba: «El Cantábrico ha roto las defensas, destruyendo los paseos que bordean el mar». Preocupaba especialmente la brecha abierta en el Paseo Nuevo, que visitó una comisión municipal encabezado por el alcalde Elósegui. En palabras de DV, «los destrozos causados por las olas inquietan con justificación, pues el muro ofrece una brecha de unos tres metros aproximadamente de profundidad en su parte inferior y de seis a siete metros en la superior. Esto constituye un indudable peligro y la grieta (...) puede llegar incluso a su hundimiento, aspecto éste que ya se ha registrado en ocasión anterior».
Lo que caracterizó a aquella catástrofe de enero de 1965 fue que no constó de una oleada, sino que durante tres días se reprodujo el temporal, afectando a nuevas zonas o empeorando las ya dañadas. Así, en la madrugada del 19 «las olas invadieron algunas calles del barrio de Gros, inundando varias bodegas y algunos comercios».
Al día siguiente, el agua entró en las calles de Aldámar, 31 de Agosto y alrededores y el embarcadero del Club Náutico quedó «totalmente inservible». Con todo, en ese tercer embate del mar el peor parado fue el edificio de La Perla. Como escribieron el 22-I-1965, «el agua hizo estragos, levantó el suelo, penetró en el gran salón, destrozó el mostrador, sillas, mesas y cuanto encontró a su paso, sin olvidarnos del contrabajo de la orquesta, que quedó pulverizado».
Pasarían meses hasta que la ciudad se recuperase.
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