Las diez noticias de la jornada
Al año siguiente, con el techo reparado, Franco visitaría la escuela de Altza. PACO MARÍ / FONDO MARÍN
La calle de la memoria

1965 | El techo se desplomó junto a 71 alumnos en Altza

«Se hundió el cielo raso de la escuela de Alza», informaron en nuestro diario. La intervención del maestro Pedro Nanclares fue fundamental para que los estudiantes se alejaran de la tonelada y media de falso techo que de pronto se desplomó

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Martes, 18 de marzo 2025, 01:00

En la primera página de EL DIARIO VASCO, en su edición del 18 de marzo de 1965, había otros titulares: «Fraga Iribarne expuso ante el ... Caudillo los trabajos de la Junta de los XV años de paz». «Paulo VI: La reforma de la Misa está destinada a 'conmover la pasividad de los fieles'». «Premios a la natalidad». «El edificio central de la Universidad de Barcelona, clausurado hasta nueva orden». «Menéndez Pidal: estado estacionario». «El martes, un hombre pilotará una aeronave sideral».

Publicidad

Nosotros, con mirada local, nos quedamos con el que decía: «Se hundió el cielo raso de la escuela de Alza». En Altza, la antes villa independiente y desde 1940 barrio donostiarra, se habían llevado un buen sobresalto. La información publicada por DV hace sesenta años lo explicaba el suceso así...

«Ayer, en la escuela de Alza, se registró un accidente del que tenemos que felicitarnos todos, pues aun teniendo en cuenta la gravedad del mismo, no ocasionó la menor herida a los 71 alumnos que asistían a clase. El susto, eso sí, fue mayúsculo y todo se redujo a eso». «Sobre las diez y cuarto de la mañana, el maestro, don Pedro Nanclares, se dio cuenta de que el cielo raso comenzaba a desplomarse». (No se despisten, 'cielo raso' es otra expresión para designar un 'falso techo'. Sigamos).

«Con gran serenidad inició un cambio de posición de los alumnos, alejándolos de lo que pudiéramos llamar parte vieja del edificio, para cobijarlos en la zona renovada. La operación tuvo su éxito, pues aunque el considerable número de alumnos tuvo que cobijarse bajo las mesas, los escombros desprendidos cayeron en la parte ocupada primeramente por los niños, evitándose así una indudable catástrofe».

Publicidad

«Un susto extraordinario»

La serenidad del maestro Nanclares y la obediencia de sus alumnos fueron providenciales, dado que aquello no fue precisamente un desprendimiento menor...

«Puede calcularse en tonelada y media de escombros desprendidos –indicaban en 1965–, lo cual indica la importancia del accidente. Los niños pasaron el consiguiente susto y los momentos fueron de auténtico pavor. Hubo por parte de los niños una gran disciplina hacia las indicaciones del señor maestro, y todo quedó reducido a un susto extraordinario».

«Inmediatamente se presentó el teniente de alcalde don Florencio Aizpitarte y el Parque de Bomberos, que decretaron la suspensión de las clases de la citada escuela y en la de niñas, contigua a la anterior, como medida preventiva». Se ve que seguía funcionando la separación por sexos en las clases.

Publicidad

«El cielo raso se desplomó en la parte no renovada del edificio, que se halla en buenas condiciones, recientemente pintado y renovado. Parece que la humedad ha sido la causa de este desplome de un techo no reparado desde hace años».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad