
1968 | Los aburridos domingos entre los 14 y 18 años
La calle de la memoria ·
Secciones
Servicios
Destacamos
La calle de la memoria ·
Hay edades difíciles. Parece ser que la que iba entre los 14 y los 18 años ya era complicada en los años 60. En aquellos ... tiempos sin aparatos tecnológicos y con muchas películas vedadas a los menores de 18, los chavales y chavalas donostiarras se aburrían de lo lindo y no encontraban qué hacer en nuestra ciudad.
Curiosamente, el tema apareció dos veces en las páginas de EL DIARIO VASCO en 1968. Primero fue en la edición del 8 de febrero y desde el punto de vista de los adultos. Una carta remitida por un grupo de padres y madres que lanzaban la pregunta: «¿Qué hacemos con los hijos de catorce a dieciocho años, cuando en los cines de la ciudad no se proyectan los domingos películas toleradas para mayores de 14?».
1968
Según se lamentaban, «el pasado domingo, daba la casualidad de que nuevamente no había una sola película apta para estos jóvenes». La situación suponía todo un problema de convivencia en los hogares. Hay que tener en cuenta que entonces no sólo no había dispositivos móviles sino que muchas viviendas donostiarras todavía carecían de televisor. «¿Sabe usted lo que es soportar todo un domingo el repicar sobre un problema en el que los padres no podemos hacer nada por resolverlo, si no es pedir un poco de caridad y comprensión a las empresas de cine (...)?».
El tema volvió meses después, precisamente en el DV del 18 de octubre de 1968, y no centrado únicamente en el cine. En aquella ocasión había acudido a la redacción del periódico «un grupo de jóvenes de ambos sexos» para quejarse por la falta de alternativas de ocio para ellos, especialmente los domingos por la tarde. «¿Qué hacemos los de 14 a 18 años?», titularon esa vez.
Según decían, «no basta el que tengamos fútbol, pues a muchos no les interesa ese deporte, que finaliza a las seis y media de la tarde –ay, cuando los partidos tenían horarios racionales y fijos–. Luego, el empalmar con un cine no es fácil, puesto que siempre no se encuentran películas para ellos. Y, por último, el pasear por la Concha o el Tontódromo (calle de Garibay) no es plan, sino una forma de demostrar que uno está aburrido y que no tiene otra alternativa que la de subir y bajar por dicha calle, cosa que se hace en breves minutos».
El 'Tontódromo' es una vieja expresión donostiarra dedicada al lugar que se recorre una y otra vez para ver y ser visto. La palabra se mantuvo aunque los hábitos fueran cambiando el 'Tontódromo' del Boulevard a la Avenida, pasando por la calle Garibay.
Aquellos chicos y chicas de 14 a 18 años aportaban ideas, y pedían «un centro de reunión, un baile económico, a base de tocadiscos y altavoces, sin bebidas, nada más que estas inofensivas actuales, sin alcohol».
Pues no les faltaba nada a aquellos aburridos muchachos hasta que, décadas después, llegase la discoteca sin alcohol.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.